Además, las Oblatas fueron una organización
fundamentalista que se esforzaba en apartar a la juventud masculina de
las putas.
Con aires de grandeza hasta irradiar prepotencia y
con una imagen de estar por encima del resto, Joaquín Leguina firmaba en la
última feria ejemplares de un libro que habla de impostores. Respetando la
reglamentaria distancia de seguridad que se aplica en estos casos, y después de
haber comprado su libro, me alejé de allí poco a poco.
Desde que tengo conciencia de que Joaquín existe, he estado
de acuerdo con él en todo lo que ha dicho, expuesto y planteado. En todo
excepto en una cosa:
Yo no votaré nunca a Tomás Goméz aunque de eso
dependiera que el Partido Socialista gobernara en Madrid, yo fuera Vocal Vecino
y me llevara 713,25 euros al mes.
Hoy no me quedan más cojones que quitarme el sombrero
ante este valiente escritor que durante un tiempo se dedicó a la política. Un
señor que sabe lo que dice, por qué lo dice y, además, sabe contarlo. Alguien
que se honra de enfrentarse a quien sea y de la manera que proceda para
defender lo que piensa. Pero, sobre todo, un tío de los pies a la cabeza que
demuestra ética por encima de ideales políticos.
En efecto, querido Joaquín, Griñán sería un simple
hipócrita si la maniobra que ha hecho con la de la canción del ratón, hubiera
estado dentro de un escenario donde el Partido Socialista andaluz estuviera
gobernando con salud y unas expectativas de futuro lejos de los centros
penitenciarios.
Ante los supuestos delitos que se
agolpan en su entorno, y que la justicia limitará con el adecuado rigor, la
simple hipocresía del político de turno podría ser muestra del interés personal
en encubrir supuestamente ese eregate que le aprieta los huevos.
Y así nos va, maestro. Enhorabuena por la lección de
conocimiento, seriedad y rigor a la hora de hablar sobre los nuestros. Eso es
ni más ni menos lo que tenemos que hacer los que, en mayor o menor medida,
pertenecemos a un partido político que se debe a sus votantes y a sus no
votantes.
¿Tendrá algo que ver la nueva súper oblata con la
prostitución política?
Joaquín Leguina – La Oblata.
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