lunes, 22 de abril de 2019

Abascal


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¡Todos se están equivocando!

Recordar a Beppe Grillo y salvando las distancias, fue lo que de alguna manera me hizo pensar en que Donald Trump ganaría las presidenciales americanas. Era el único que entre mis círculos fue capaz de aventurar que sin duda alguna, el mediático mamarracho según la mayoría de los que me rodean, sería el dueño del mundo. ¿Se equivocó el pueblo?

Ucrania ha elegido presidente y lo ha hecho con una mayoría aplastante, decidiendo que a partir de este momento sea un payaso profesional el que esté al frente de La Rada. Zelenski ha ganado las elecciones, sin programa y solo con promesas que en ningún momento ha dicho como va a cumplir. Subidas de sueldos, la paz con el enemigo eterno y hablar de corrupción, han bastado para convencer a casi todos de que era la mejor alternativa. ¿El pueblo se equivoca? ¿O se equivoca Putin?

Y así sucesivamente podríamos poner algunos ejemplos de cómo está cambiando el clásico mapa político y como cualquier indigente mental puede ser elegido presidente de cualquier país. Desde el más insignificante, pasando por España y a las pruebas me remito, hasta terminar hablando de los Estados Unidos de América. Y no es que yo piense que Trump, Zelenski, Bolsonaro, Sánchez, Duda, Tsipras, Trudeao o Macron, no deban hacer lo que están haciendo o que piense que todos reúnen pocas capacidades. Solo digo y repetiré hasta cansarme que vivimos tiempos diferentes y que existe un cambio en las políticas globales que están construyendo otro tipo de mundo. 

Encuesta y más encuestas, todas equivocadas. Nuestro país está en el principio de un cambio que barrerá a los políticos actuales y pondrá otros de muy diferente perfil. Eso no quiere decir que vayan a cambiar todas las siglas y dejen de existir todos los partidos, pero la irrupción de los que hasta hace meses no existían, una vez comprobado que los experimentos con perroflautas no son válidos, va a generar una situación que hará llorar a muchos, pero reír a más.

Estamos a pocos días de comprobar el como todas las encuestas mienten. Estamos a nada de entender que el papel aguanta todo y que el idolatrado gurú de turno que vive de las rentas, está acabado ya que no tiene ni la menor idea de lo que va a pasar, ni recoge ni estudia las muestras que dicen y todo se traduce en una rotunda estafa que trata de indicar al votante el por donde tiene que ir. Estoy completamente convencido de que cuando la gente de izquierdas es capaz de dar cincuenta diputados a un partido que tildan de fascista, el resultado será infinitamente mejor. Estoy convencido de que cuando la derecha tiene en su mente gobernar con Abascal, es porque el partido que representa va a ser el único y claro ganador de las presidenciales españolas. Estoy convencido de que las hordas comunistas  y estrafalarios movimientos radicales e independentistas se han terminado y de que VOX no sacará ciento setenta y seis diputados, pero que formará un gobierno diferente al actual junto con quien él decida, ya que el resultado que obtendrá se irá por encima de los tres dígitos. ¿Se va a equivocar el pueblo?

¿En qué me baso? En que me da igual equivocarme, ya que no tengo que rendir cuentas a nadie. Desconozco si Tezanos puede decir lo mismo, pero hace pocos días en la sede de una famosa empresa, me enseñaron una encuesta elaborada con un criterio muy lógico y normal, pagada con dinero privado y que arrojaba datos que en ningún momento coincidían con los que nos cuentan cada día los periódicos.  ¡Mi enhorabuena para Abascal!


miércoles, 10 de abril de 2019

Taken


Sin dar la razón a ningún psicólogo, estoy totalmente de acuerdo en que La Venganza está más arraigada en personas con escasez psíquica, término este que se puede leer en algunos textos y que quiero pensar nos viene a describir a esas mentalidades que se quedan cortas de recursos emocionales.

Tengo mis motivos para declararme enemigo de cualquier psicólogo, solo por el hecho de serlo. Pero también tengo que reconocer, que sin darles razón alguna estoy totalmente de acuerdo en que una expectativa de venganza puede enfermar a casi cualquiera. Y digo a casi cualquiera, porque me acuerdo de un Liam Nessom haciendo de Bryan Millis en Taken y la felicidad que expresaba cada vez que mandaba a un malo al infierno.

Dicen los psicólogos que La Venganza es un proceso mental, antisaludable hasta tal punto que nos impide liberar el rencor acumulado por el daño que nos han infringido a través de un acto que queremos vengar. Pero, y si alguien tiene la capacidad de dedicar diez minutos diarios de su tiempo a repercutir daño en ciertos elegidos y con eso sentirse feliz. ¡Me suena!

¿Es lo mismo La Venganza, que El Rencor? Evidentemente y si bien tienen mucho que ver, son términos que explican conceptos diferentes. El rencor que tenemos dentro, es el camino que utiliza nuestra capacidad de venganza para ver la luz. Y aquí es donde se equivocan los que se autodenominan médicos de la mente, ya que se puede ser muy feliz y estar totalmente sano, aun guardando rencor a un montón gente.

“Soy un genio porque tengo una capacidad fuera de lo normal para producir daño. Soy capaz de estar comiendo con la familia, escribiendo esto o jugando al Candy Crash, ya sabéis, La Hora de Relajarse, a la vez que un porcentaje de mis recursos intelectuales están pensando cómo voy a joderle el porvenir a la persona que ahora mismo tengo en mente”.

¿Qué podemos pensar después de leer este último párrafo? La respuesta es muy fácil. Y pasa por encuadrarme dentro de cualquier concepto cercano a la prepotencia. Pero para terminar y si eso fuera verdad, también podríamos pensar que quizás esas personas que tenemos algún en nuestra mente y a las que no deseamos ningún bien, se merecen todo lo que les pase. ¿Podría ser?

Hablar de La Venganza, es recorrer la historia de La Humanidad. Por tanto, entiendo que sentir deseos de venganza, no será tan malo como dicen.  ¡Y la historia en los libros!

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Gran Hermano Vip Duo 2019


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“Mete putas y tontos en una casa, cierra la puerta
y tendrás un formato VIP de Gran Hermano”.

Cualquiera que lea este encabezado, puede pensar que tengo algún problema con los tontos y las putas y no es exactamente así. ¡Hay que matizar!

Tengo problema con cualquier tonto que tenga ganas de trabajar y más afrenta me supone encontrarme con el tonto que sabiendo que lo es, no es capaz de admitirlo. Hay tontos que viven pensando que son listos y ese sería el tercer grupo en jerarquía que menos puedo soportar. Por otra parte, respeto a quien por fuerza mayor no les queda otra opción que ejercer la prostitución y más todavía a la que es puta por pasión. En definitiva y como no podía ser de otra manera, tengo más problema con los tontos que con las putas.

Pinocho, La Bella y La Bestia, Cenicienta, 101 dálmatas, Frozen o Gran Hermano. ¡Así es! Disney recoge parte de los beneficios que genera la filial española del grupo Endemol. Seguro que ahora lo entendemos mejor, pero vamos comparar.

En el año 1933, Walt Disney llevó a escena un corto titulado Los Tres Cerditos. Un flautista, un violinista y un defensor de causas pobres, se enfrentaban a un feo y peludo Lobo.

En 1950, Disney engañó al mundo entero cuando adaptó La Cenicienta de Perrault, ya que Herodoto nos había contado esa historia algunos años antes. De cualquier manera, una falsa adaptación que nos contaba la historia de una maltratada por su madrastra, chiquilla de 19 años a la que salvaba de la quema la típica hada madrina de cuento.

¿Y La Bella y La Bestia? ¿Cuántas putas de catálogo que campean por los platós de televisión, se enfrentan cada noche a la aburrida, dura y sistemática felación a realizar al tronco de la pasta? Quizás el más bello, sea en el fondo el horondo, viejo y maloliente pagador. ¡Por lo menos de alma!

Podríamos ordenar muchas obras de Disney y enfrentarlas a los actuales reality shows que se reparten por el planeta. ¡Es lo mismo!

“Mete princesas, príncipes, cerdos, lobos y hadas madrinas en una casa,
cierra la puerta y tendrás un formato VIP de Gran Hermano.
Y si son en pareja, el DUO”.

Cualquiera que lea este encabezado, puede pensar que tengo algún problema con los tontos y las putas. ¡Perdón! Quería decir con los príncipes y princesas, los cerdos, los lobos y las hadas madrinas y no es exactamente así. ¡Hay que matizar! Ya que alguien como yo, que está enamorado de un carnero, no puede tener algo en contra de ningún cerdo.

Antes de sacar ninguna conclusión, volved a la imagen de arriba. ¡Adiós Corazones!

martes, 9 de abril de 2019

Pedro Sánchez y la ETA



Casas, Múgica, Buesa, Jaúregui o Lluch, Elespe, Priede y Pagazaurtundua, Son algunos apellidos que me vienen a la cabeza cuando pienso en la cantidad de socialistas asesinados por la banda terrorista ETA. Y me centro solamente en este grupo de gente de izquierdas, con la intención de recordar que antaño e independientemente del color político de los partidos, todos éramos enemigos de los terroristas vascos. ¡Todos éramos iguales!

Hoy todo es diferente. Cualquier de nosotros entiende la corrupción como el arte o facilidad que tienen algunos para llevarse el dinero de las instituciones. Tan antigua como el propio ser humano, no es en mi opinión la actividad más infame y vil que puede ser desarrollada por el hombre.

El Gobierno actual que encabeza Pedro Sánchez ha cometido el mayor acto de traición que un país puede soportar. Pedro Sánchez antepone el interés personal a la propia gente de izquierdas, a los de derechas, a las víctimas del terrorismo, al recuerdo de aquellos que recibieron un tiro en la nuca y en definitiva, a cualquier principio ético y moral, pero sobre todo y ese es su mayor error, a aquellos que se dejaron la vida en evitar asesinatos y que como Eduardo Puelles, no fueron capaces de evitar el suyo. Pero también de otros muchos, que desde el filo de la navaja y después de ser muchas veces amenazados, pudieron salvar la vida y hoy viven perplejos y atónitos con las políticas socialistas.

Estoy por encima cualquier decisión que un parlamento tome en cuestión de terrorismo. Me da exactamente igual que tilden de nazis a quienes trabajaron hasta el último aliento por los demás. Todos nos conocemos y España está por encima de eso. Pero en el día de hoy y de vuelta de todo, desde la tranquilidad y fuera de cualquier circuito político y social, sin influencias, sin prácticamente amigos y decidiendo el futuro que quiero para mí por encima de cualquier otra cosa, solo puedo decir que no comprendo como en estos primeros días de abril a casi veinte años de haber empezado este siglo, existe alguien que se siga llamando socialista. No entiendo el orgullo con el que se puede pertenecer a aquel partido que hace años defendía lo mejor que sabía, al pueblo de los criminales atentados del terrorismo vasco. De los secuestros, de las amenazas y del dolor. Aquel partido que se ponía de luto y lloraba a las víctimas se extinguió, desapareció con Sánchez, con el peor y más infame político que ha pasado por este país, con quien ha pisado la dignidad de nuestros propios muertos y al que desde este día no voy a volver a nombrar.

Alguien decía, que era inimaginable pesar que aquel gobierno francés que tan poca ayuda nos prestaba en el pasado y que tanto aprendieron de nosotros en materia antiterrorista, negociara con el yihadismo. Pero en este país, en nuestra querida España, la España de todos, negociamos con quien mató a nuestros padres y a nuestros abuelos, bendecimos leyes contra la policía y abrazamos a los que en el día de ayer empuñaron aquella HS con la que asesinaron a Lluch, o las Browning con las que mataron a tantos y tantos hombres de paz. ¡Me dais asco!