martes, 18 de noviembre de 2014

Oenegés Sin Ánimo de Lucro. Estafadores

He subvencionado a algunas de las más de diez millones de oenegés que pueden existir en la actualidad. Y tengo un pasado del que me siento orgulloso desde el punto y hora en el que he colaborado con otras de ellas y siempre por el bien de la humanidad.

¿Se puede ser mejor persona? Organizaciones que no dependen de ningún gobierno y que sin ánimo de lucro son dirigidas por ciudadanos de a pie. ¡Bonito, bonito!

Brac, Save The Children, Acnur, Medicos sin Fronteras, Care Internacional o la mismísima Greenpeace, que no se encuentra ni mucho menos entre las organizaciones más influyentes, se caracterizan por pedir donativos bajo una supuesta transparencia económica que no permite la estafa o el desfalco. Y la gente se lo cree.

De momento son locales, nacionales o internacionales pero estoy seguro de que en algún momento surgirá alguna organización que, siempre sin ánimo de lucro, sea capaz de recaudar fondos para el desarrollo de alguna especie de insectívoro en cierto cuadrante de Plutón. Un proyecto altruista con una apropiada campaña de marketing iría hacia delante y sería capaz de llenar los bolsillos de algunos. ¿Qué quiero decir con esto?

Greenpeace es una organización que se presenta como una forma de protesta frente a los gobiernos que, carentes de empatía por el medio ambiente, atentan sobre él de forma indiscriminada. ¡Precioso! Sin embargo, antes de seguir, hagamos un poco de historia.

Intervida era una organización sin ánimo de lucro que facturaba más de cien millones de euros al año procedente de su medio millón de socios. La Fiscalía de Barcelona demostró al juez mediante un escrito que había un desvío de más de noventa millones y que las ayudas no llegaban donde tenían que llegar. Después de cinco años de investigación, no hace mucho de esto, el caso quedó sobreseído por no haber sido posible demostrar las pruebas que los funcionarios habían aportado.

José Luis Gamarra, hijo del fundador de Anesvand, fue condenado a unos cuantos años de cárcel y al pago de una millonaria multa por haber desviado fondos de la organización vasca que sin ánimo de lucro lleva casi cincuenta años funcionando bajo el lema “¡A Nuestros Enfermos Servimos Viendo A Dios!”.  Con lo que queda comprobado que se pueden hacer dos cosas a la vez. Una de ellas, estafar.

Lukoil es la primera petrolera rusa y podría ser la que más reservas de crudo posee en la actualidad en todo el mundo. ¿Conoce el famoso ciudadano de a pie, el español que aporta fondos de forma modesta a las oenegés, algo de la Fundación Rockefeller? ¡Raro, raro! Imagino que todos entendemos lo que es el Banco Santander y lo que supuso en la economía española el difunto Botín.

Lukoil, Shell, Santander o la Fundación Rockefeller son algunos de los entes públicos y privados que entre otros financian la mayoría de los recursos de Greenpeace. Es curioso cuanto menos que petroleras, bancos y organizaciones denunciadas por generar guerras para enriquecerse con el tráfico de armas estén detrás de la oenegé que quiere evitar a toda costa las prospecciones en las Islas Canarias.

La falsa moral es a cualquier nivel la madre de la convivencia y no estoy de acuerdo con ningún acto que me quite parte de lo que entiendo es de todos y que forma parte del mundo en que vivimos. Pero tampoco me gusta pensar que existen organizaciones que funcionan igual que los gobiernos y que se amparan en el poder económico para defender éste o aquel interés en función de lo que toca o de lo que les dicen que, en ese momento, toca.



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