Valentín Lasarte perteneció al más complejo comando terrorista vasco que ha existido y ha sido probablemente uno de los miembros más imprudentes y cobardes de la banda criminal.
Egocéntrico y con más afán de protagonismo de lo que capacidad como sicario requería, desarrolló su actividad por poco tiempo y fue el que más problemas dio a la cúpula de la organización.
Operó durante dos años y se le atribuyen más crímenes de los que perpetró. Psicológicamente, estamos hablando de una persona con tendencia a la depresión y a estados de ansiedad de manera permanente, lo que le llevó a mediados de los noventa a cometer los primeros errores dentro del llamado por su eficiencia Complejo Donosti.
Éste era un grupo muy variable de asesinos que se debería de estudiar como forma de organización profesional mafiosa y terrorista perfecta. Desarrolló su actividad en 1969 siempre en territorio vasco y concretamente en la zona donde la organización criminal era mejor vista.
Hay dos características que complican mucho la desarticulación de este grupo. La primera es que se divide en taldes que cambian de tamaño y organización constantemente y la segunda es que la relación entre sus miembros es nula hasta el punto de incluso no conocerse en algún caso hasta el momento mismo del atentado.
Tal organización se ve atacada y puesta en peligro por Lasarte cuando incluso a capricho, ordena el asesinato del exfutbolista y por entonces empresario Santamaría con el que se cruzó momentos antes en San Sebastián.
Su cobardía y no su arrepentimiento es la que produce ese falso cambio de actitud por la que así se declara, pero es la organización quien le aparta del colectivo de presos y no él quien se desmarca de manera personal.
En definitiva, estamos ante un asesino en serie que se aprovecha de una obligada actitud de la Audiencia Nacional que basa sus actuaciones en un único y acertado interés. El de debilitar la todavía activa organización terrorista vasca.
Lasarte es un asesino y desde aquí quiero expresarle de forma directa mi deseo de que al menos mínimamente esté entre rejas el resto de sus días.
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