domingo, 27 de octubre de 2013

Para Eugenio Martínez Salido

Esta es la carta que Eugenio Martínez Salido escribe a López Guerra, en respuesta a las consecuencias que se derivan de la decisión sobre la Doctrina Parot.

Queda matizar un par de cosas para dar mayor compresión a lo que Eugenio Martínez quiere expresar:

Ortega Lara, después de ser liberado, se oponía a cualquier negociación con los terroristas vascos. Él, había pasado 532 días secuestrado. Haciendo un cálculo rápido, nos daremos cuenta que existen asesinos que no van a cumplir ese tiempo por cada muerto que tienen en su cuenta de resultados.

El secuestrador de José Antonio, estaá actualmente en libertad y todos le conocemos como Bolinaga. Si mi memoria no falla, Iosu Uribetxebarria Bolinaga ha estado en prisión menos de 15 años. Un detalle a tener en cuenta es que el secuestrador de José Antonio, tiene además a sus espaldas condenas por el asesinato de tres guardias civiles. Desde aquí mando un abrazo a José Antonio.

Después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, se produjo la mayor manifestación de la historia de España. Imagino que Miguel Angel Blanco tampoco estaría de acuerdo con la sentencia de Estrasburgo ni en negociar con asesinos.

Por último y para que sirva como ejemplo simpático, ya que falta nos hace, quiero felicitar a todos los etarras porque a lo largo de la historia han demostrado son grandes pensadores. Con gran acierto han sabido elegir a sus víctimas y el lugar donde provocar los atentados más sangrientos. Llegaron incluso a entender que el trinitrotolueno se podía rebajar con algo parecido al ácido nítrico y conseguir con algún elemento más un explosivo barato a la vez que más mortífero con el que asesinar a más número de personas.

Y así podríamos componer una lista que entre debes y haberes dejaría muy claro que la decisión de Estrasburgo sobre la Doctrina Parot, queda muy lejos de la lógica. 

De cualquier manera, esta decisión hace que, las personas de bien sean todavía más humanas.

Carta a un Magistrado


A su Señoría Ilustrísima D. Luis López Guerra, desde mi condición de español y guardia civil tengo el honor de exponer:

Que habiendo tenido conocimiento de la sentencia del tribunal europeo de derechos humanos, del que su Seńoria forma parte, en el que se declara no acorde a derecho a la denominada Doctrina Parot y a tenor deja abierta la vía de la excarcelación a una serie de asesinos, violadores, psicópatas y delincuentes varios. 

He de manifestarle mi más profunda repulsa por este hecho y ante las dudas que puedan surgirle ante esta argumentación, quiero matizarla con algunos aspectos diferenciadores entre su Señoría y mi propia persona.

Tanto su Señoría como Yo nacimos en España, por lo tanto a efectos legales ambos somos españoles, pero en la década de los años 80 y mientras su Señoría impartía clases de derecho constitucional en la universidad, Yo vestía el uniforme de la Guardia Civil y pateaba el Pirineo sufriendo las inclemencias del tiempo y lo que es peor la pérdida de compañeros y amigos bajo la barbarie terrorista.

Entiendo que su labor fue ardua y necesaria. La formación de nuestros jóvenes lo requería y no dejo de valorarlo. Pero quizá su Señoría no se ha parado a pensar cuando votó a favor de dejar en libertad a aquellos que asesinaron a mis compañeros, que mi misión también fue necesaria; bueno solo consistía en jugarme la vida para proteger a todos los españoles, su Señoría y sus alumnos incluidos. 

Puedo contarle muchas historias de aquella época. No de oídas, en primera persona puesto que forme parte de los entonces recién creados grupos antiterroristas (GAR) 

Puedo contarle como fue la liberación de Orbegozo, del Dr. Iglesias, de Ortega Lara o como se desarrolló la angustiosa búsqueda de Miguel Ángel Blanco. Y lo que es peor, puedo contarle la sensación que se tiene al recoger los trozos de un compañero de las ramas de un árbol en Pamplona.

Sería muy largó, pues son muchos y no quiero aburrirle con historias pasadas, sólo quisiera que si algún día lee esto, se paré a pensar si los españoles merecemos que individuos como esos vuelvan a la calle y si con su voto ha conseguido dejar en libertad a un psicópata que mate o viole a otra niña, y si eso ocurriese, que Dios no lo permita, le quede la necesaria tranquilidad moral y autoestima para seguir mirando a sus seres queridos y al resto de sus compatriotas.

Quedo a su disposición como miembro de la guardia civil y garante de la legalidad establecida, aunque no comparta votos como el que su Señoría ha emitido en el caso que nos ocupa.






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