miércoles, 10 de junio de 2015

Vivir con Miedo

La historia está llena de citas que algunos de los más grandes pensadores nos han ido dejando y sobre las que, las personas que no somos capaces de pensar por sí mismos, nos creamos expectativas, ilusiones y basamos en ellas muchas de las ganas que ponemos en ese hacer y deshacer a lo largo de los días.
Lo mejor es no pensar y levantarse cada día para acordarse de Marañon, Wilde o incluso del mismísimo John Lennon cuando argumentan de una u otra manera que vivir es lo más importante pero que, no todo lo que hacemos podría considerarse propiamente vida.
Me gusta mucho aquello que dijo Santayana que hacía mención a que, “la vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla” Y es cierto que tantas y tantas veces nos paramos a pensar sobre las consecuencias de las cosas de una manera tal que, si no las entendemos no podemos seguir adelante con la toma de nuestras propias decisiones.
¿Y los miedos? El miedo, aunque no lo parezca es el motor del mundo. Si bien un motor puede girar rápidamente y generar un movimiento, también al ralentí sigue siendo propiamente un motor.
No puedo soportar la literatura de Coelho, pero no es la primera vez que me quito el sombrero ante una de sus didácticas frases que estarán entre nosotros para siempre. Hablando del miedo nos dijo que, “solamente una cosa vuelve un sueño imposible y es el miedo a fracasar”
Shakespeare llego un poquito más allá que todos los demás escritores, pensadores y filósofos, clavando una descripción a través de otra sentencia. Dibujó una especie de retranca en la que hablaba de un miedo imposible de controlar. El miedo que no es propio. “De lo que tengo miedo es de tu miedo”
En resumen. Vivir para morir y mientras estamos viviendo, la mayoría de las veces no sabemos apostar ni por quien nos quiere o por lo menos por esas oportunidades que se nos ponen delante y nos hacen recuperar la capacidad de luchar por nosotros mismos.
He descubierto que tres pastillas de Ebastel Forte me hacen dormir como un lirón y ahora mis miedos los sufro de día. Además, ya no me pica nada, nada nada. ¿Inteligible? Normal. Es mejor leer a los grandes filósofos.

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