martes, 25 de junio de 2013

Todo se explica por sí mismo y cada razón presente viene dictada de voces pasadas albergando en su interior una clarividente visión futura.

La historia se escribe de manera instantánea. Auguramos el final de cada concepto basándonos en las directrices de la propia tendencia del camino.

El profeta manipula hasta ese punto donde es capaz de modificar el entendimiento del receptor. Sin tener ni la más mínima idea del tiempo que hará mañana, se puede intervenir el concepto razón hasta el punto de hacer brotar pronósticos desde quien los tiene que recibir y así, sencillamente y pase lo que pase, acertar.

Sabemos que el delito es más o menos grave en función del daño social que conlleva. Otra consecuencia es la que nos han enseñado los sabios a lo largo de la historia en esa literatura que habla de pesadas cargas cuando se trata de pagar negativas acciones. A la vuelta del contexto también hemos aprendido sobre el trabajo a realizar para evitar castigos a través de la educación, sobre lo que es bueno y malo.

Curiosa la eternidad que nos deja permanentes pistas de lo que en sí misma se convertirá y de lo que tenemos que seguir aprendiendo.

Hoy me lleve otra lección vital. De esas que no se olvidan. Una clase magistral que habla de la vida y de las consecuencias de los actos de cada uno. Hoy tendría mucho que decir sobre los míos propios y, sobre todo, tendría que pensar si la calidad de lo que soy y represento me merece la pena o sería más interesante retroceder en caminos ya andados, para en aquel cruce retomar el camino equivocado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario