viernes, 5 de diciembre de 2014

El Pequeño Nicolás (II)

Quico Alsedo, uno de los mejores redactores que conozco junto a Bécares y Negre, han publicado lo que va a suponer el cese de Jaime García Legaz. Y es que los listos siempre salen mejor parados que los tontos.

Es la policía holandesa la única que, a través de un programa piloto, está logrando acceder a algunos de los contenidos que los usuarios difunden a través de Whatsapp y a su vez es la misma compañía californiana la que trabaja día tras día parcheando el software con el único objetivo de blindarlo del acceso exterior.

Whatsapp es con toda probabilidad el medio de comunicación gratuito y masivo que más garantiza el secreto de sus comunicaciones, pero ¿cómo funciona?

Imaginemos que nos encontramos en 1990 en cualquiera de los despachos del Cuartel General del Ejército que tienen asignados los Jefes de Estado Mayor de la Defensa, de la Armada o el mismo Ministro de Defensa. Sobre cualquiera de la mesa de ellos veremos que existen varios terminales del todavía modelo citesa. Concretamente en el gran despacho que está reservado para el Ministro hay una maravillosa mesa de cuatro metros de largo que, fabricada de una sola pieza, ha llegado hasta ahí desde los tiempos de Felipe II. En su parte izquierda se encuentran algunos de los teléfonos más especiales e importantes de este país. Eso es lo que se denomina línea punto a punto. ¿Qué quiere decir eso?

Las más importantes comunicaciones a nivel militar de este país se centralizan en el Centro de Comunicaciones del Estado Mayor del Ejército que también se encuentra en Cibeles. La seguridad de las arcaicas líneas punto a punto se basaban en que ninguna de ellas pasaba ni tan siquiera por este CECOMEME para de esta manera hacer lo más confidencial posible este tipo de comunicación, aunque en algún momento se usaran para que dos Generales se citaran en un campo de golf. Actividad habitual, cómoda, gratuita y sin mayor importancia.

Pues Whatsapp es absolutamente lo mismo. El cifrado de sus comunicaciones se realiza en el emisor y el receptor sin pasar por ninguno de los servidores situados en Santa Clara. De esta manera para acceder a ellas no basta con entrar en los poco sólidos servidores generales, sino acceder a las claves del propio terminal del usuario final.

Pensemos entonces de dónde vienen las filtraciones que Alsedo y sus compañeros publican hoy en el periódico El mundo. Fácil ¿no?

Creo que alguien tendría que tener mucho cuidado con lo que han generado en la persona del denominado por la prensa El Pequeño Nicolás. Las personas tenemos la puta costumbre de querer sentirnos dignos y más si somos medianamente honrados. Por tanto, si yo fuera casta política y con ello me refiero al tipo de políticos que tienen algo que esconder, no me andaría con el bolo colgando y trataría de terminar con un tema que no le interesa a nadie y que podría destapar, como en el caso de Jaime García Legaz, algunas de las dudosas intimidades que cualquiera tiene en la parte oscura de su interior.



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