martes, 2 de septiembre de 2014

Real Madrid 2 - Carolina Marín 4

Cuando las políticas comerciales invaden los terrenos de juego, el deporte deja de ser pasión para convertirse en una máquina de hacer dinero.
Pasear hace años por ciudades como Barranquilla, era encontrarse con chavales que tenían admiración por un grupo de futbolistas que hicieron posible la época de oro para el futbol colombiano.
Higuita, Fredy Rincón, Asprilla y el propio Valderrama, formaban parte del grupo más profesional y con mejor preparación que ese maravilloso país pudo tener en su historia. La mayoría de estos jugadores militaban en equipos europeos y habían venido al viejo continente por sus cualidades físicas y por su técnica. Prácticamente, ninguno de aquellos enanos llevaba camisetas con sus nombres.
Un nombre puede ser una garantía comercial, pero nunca debería de ser una apuesta deportiva.
El Real Madrid se vistió de rosa y salió con la intención de ridiculizarse a sí mismo en lo que se podría interpretar como un espectáculo circense dentro de un decorado preparado para ello.
¿Cuántas camisetas valen la ilusión una de las mejores aficiones de la historia del futbol?
El Real Madrid no tiene un buen equipo y ayer en Anoeta lo demostró ante unos profesionales con un presupuesto diez veces más pequeño.
El afán por crecer en el negocio textil de Florentino Pérez ha conseguido que estemos ante los más inservibles futbolistas de la historia que con rimbombantes nombres se han convertido a su vez en los mejores comerciales del mundo.
El Real Madrid debería de vestir de un blanco inmaculado, como inmaculada debería de quedar su imagen para con sus seguidores y tendría que evitar aun perdiendo, hacer el ridículo más espantoso que ningún deportista pueda imaginar.
El partido de ayer parecía un día de campaña electoral en el cual los chicos de Rosa Díez  correteaban de esquina a esquina buscando algún referente con el que centrarse. En fin.
Para cojones los de Carolina Marín, onubense que sin presupuesto alguno y con el deporte por bandera nos ha hecho campeones del mundo de bádminton.
Sergio Ramos, Casillas y muchos como ellos, deberían dedicarse a pintar la mona menos y a correr más, aunque lo mejor a estas alturas sería que se quedaran en su casa, pues ya han estafado bastante a esta afición.

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