Cruces de rejas vistas desde dentro,
Hierros empotrados entre si.
A golpe de encuentro,
sellados por la falta de esperanza.
Tú, el navío hundido hasta el fondo,
al que esperan en la playa.
Tú, nave que nunca volverás.
El niño llora al pie de una tumba.
Grita y exclama,
levantaté madre mía
Y acábame de criar.
La última palada que el enterrador,
el único enterrador echa sobre su hija.
El ruiseñor que muere entre alambres de oro.
¿Por qué tuvo que preguntar el extranjero?
Siempre hay un gitano dispuesto a contestar.
Eso es el cante y mi cante es triste.
En la vida la tristeza como cualquier otro sentimiento es pasajero, no es eterno. Todo es un círculo vicioso donde en el punto exacto donde las cosas acaban, marca el comienzo de un nuevo empezar. Como la vida misma, nacemos para vivir, vivimos para morir, y morimos para vivir eternamente (no quiero caer en temas religiosos, solo decir que el alma cuando vuela libre vive más y mejor que nunca).
ResponderEliminarUn beso
Sandra
Has mas de dos años de tu comentario y todavía estoy pensando. No se puede ser monja y gorda ¡¡¡
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