lunes, 5 de octubre de 2020

Los Kikos. Narcotráfico Genial

Organización, trabajo y un servicio permanente que, durante las veinticuatro horas del día, cubría las necesidades de la gente más necesitada y con menos recursos de Madrid. Abrir la puerta de su comercio y encontrar lo buscado era una sola cosa. Fácil y de la manera más rápida posible, Los Kikos eran capaces de poner a disposición de su clientela, la demanda requerida.

Sin reparar en gastos de constitución, con todas las indicaciones posible y cartelería por doquier que incluso advertía de los peligros de la pandemia que asola el mundo, a través de información sobre distancias de seguridad y uso de mascarillas, la tienda de droga más importante de Europa cerró en el día de hoy, en una consecuencia derivada de una actuación policial que ha dejado a más de doscientas personas sin su dosis diaria.

Una organización eficiente y capaz, jerarquizada y multirracial, que lejos del racismo y abogando por la igualdad, contaba entre sus trabajadores con personal de todas las edades y de varias nacionalidades.

Mañana La Cañada Real amanecerá triste y sus habitantes se preguntarán del porqué de este tipo de operaciones que por orden judicial deja en el paro a un montón de empleados que hasta ese momento se ganaban el sueldo. Ilegal, cierto. Pero como consecuencia, un sueldo.

Sin turnos concretos y con mucho sacrificio, Los Kikos sacaban adelante su negocio. Un negocio de venta de droga que desde un planteamiento moderno y con mucho esfuerzo facturaba y daba de comer a unas cuantas familias. Sin expedientes de regulación temporal, sin despidos y a base de horas y horas, Los Kikos progresaban como cualquier familia en un negocio que sabían llevar, que conocían y sabían hacer. ¡Buena gente!

Los sucesores de Los Gordos, famosos por los conocidos reportajes de sus siempre merecidas vacaciones en Oropesa del Mar, han quebrado. ¡Una lástima!

Cada día estoy más enamorado de conceptos tipo “genial”, “excéntrico” o “loco”. Me gusta la gente que no se centra y esos que serían capaces de perder media vida en el asiento trasero de un taxi y rápidamente en cuestión de
cinco minutos volver a ser el mismo. Incluso Los Kikos, Los Gordos, Los Romualdos y otras grandes familias de este país, me resultan maravillosas en comparación con Los Botines, Los Koplowitz o Los Fluxá. Son lo mismo, pero fueron evolucionando desde diferentes colegios, que ahora conozco, diferentes maneras de ver la vida y sobre todo con oportunidades complicadas.

Cada día estoy más convencido de que no todos somos iguales y quizás ha llegado el momento de pensar en relacionarme solo con la élite. La élite que representa esa panda de irresponsables locos y geniales a los que todo, absolutamente todo les sale bien. ¡Iré de visita a la cárcel próximamente! ¡Vivan Los Tiesos!

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