miércoles, 4 de octubre de 2017

El Sexo de Puigdemont


Resultado de imagen de puigdemont sexo

¡Qué suerte tenemos!

Vivimos un momento histórico. Unos segundos prodigiosos en esa infinita línea que dibuja la historia. Si no me equivoco, fueron los griegos de Tasos quienes protagonizaron la primera rebelión de la que se ha escrito lo suficiente para poder recordarla en estos días. Y no me equivoco porque en mi casa hay muchos libros de historia.

Hace muchos siglos y curiosamente por motivos económicos, como ahora sucede con los secesionistas catalanes, la isla de Tasos se rebeló contra Atenas. El oro fue el culpable, ya que ese territorio, estaba provisto de un rico yacimiento que todos querían ordeñar. Profundizando un poco más, es incluso probable y según las malas lenguas, que aquel movimiento político-económico fuera participado en sus principios por los propios atenienses, debido a un conflicto interno entre los tasios y los pueblos vecinos. ¿Nos suena?

Pasados unos siglos y por recordar la época romana, me acuerdo de un Puigdemont llamado Carausio. Pobre de solemnidad en sus orígenes, supo trepar lo suficiente en el ejército para obtener el mando de un navío de la Classis Britannica. Posteriormente e influenciado por los terroristas de turno, se asoció a los piratas, se hizo rico y tuvo el valor de enfrentarse a Maximiano declarando la independencia unilateral de Britania. Todos conocemos el final de esta historia, en la que Carausio fue asesinado por un segundón Junqueras llamado Alecto, siendo este a su vez, aniquilado por el Imperio.  ¿Más o menos?

Resultado de imagen de carausio rebelion

Jonia, Espadán, la misma Cataluña en 1640, los irlandeses del XVIII, un movido final del siglo XIX en Ásia, México, Argentina y así tantas y tantas rebeliones, exitosas pocas, que nos pueden servir de nexo para entender que puede pasar con el actual independentismo catalán.

Lo que en mi opinión va a suceder, es absolutamente nada.  O mejor dicho, nada que sea digno de recordar en el sentido de que se produzca algún tipo de cambio de control por el territorio catalán. Quien conoce a Puigdemont de sus tiempos gerundenses, le recuerda como un politiquillo de poca monta y cobarde que desde sus primeros pasos se declaró independentista por instinto. Por instinto o por dinero, pero incapaz de hacerse responsable de la pena de cárcel que tendría que cumplir si se moviera un poquito más allá.

Al final todo es más de lo mismo. Argumentamos ideales cuando lo que queremos es llevarnos buenos réditos a casa, haciendo lo menos posible. Creamos movimientos que terminan en organizaciones no gubernamentales, que se cuentan por millones y que solo sirven para robar. Incluyo a la Cruz Roja, Adena o la mismísima Greenpeace. ¡Ahí queda eso!

El independentismo catalán es un movimiento reaccionario que solo busca el enriquecimiento personal de unos cuantos radicales de izquierdas, que bajo las ordenes de los grupos anticapitalistas de Seattle, reivindican únicamente mantener sus cuentas bien nutridas.

Da igual remontarse 2500 años atrás o mirar los disturbios ocasionados por los rebeldes catalanes, para entender que todo en esta vida se mueve por sexo y dinero.  ¿A qué lo del sexo no lo esperabais?

Bona Nit.


No hay comentarios:

Publicar un comentario