martes, 24 de febrero de 2015

Tomás Gómez Franco. El Arte de la Guerra

Ángel Gabilondo será el candidato a la Comunidad y Secretario General del Partido Socialista de Madrid.
Tomás Gómez está políticamente muerto. Muerto, enterrado y nada de lo que haga va a cambiar el futuro en lo que a eso respecta. Más tarde podremos asistir o no, a imputaciones, condenas y penas de cárcel que hoy por hoy son todavía inciertas y en el caso de existir se alejan en el tiempo.
Lo que hoy si llama la atención es la habilidad de Gómez para gestionar confusos procesos que no sirven para nada pero que, ponen de manifiesto que sigue mirándose al espejo como lo que es, un sin clase egocéntrico personaje del TBO.
Tomás Gómez Franco tiene varios problemas de personalidad y uno de ellos es la adaptación al medio. Hace más de dos mil años que Tsun Tzu culminó una obra de arte que debería de ser, bien entendido, el libro de cabecera de políticos como este. Ese libro nos ha enseñado muchas cosas y entre ellas nos describe que, el dominio de la adaptación de uno mismo, consiste en evitar la confrontación con alguien más fuerte y que jamás se pueden atacar a ejércitos que nos superan en número.
El todavía no imputado por estos modernos casos de corrupción que hoy en día nos asolan, sería para Tsun Tzu un general sin virtud, carente de humanidad, sinceridad y coraje que no asume la bien merecida derrota y que volviendo al Arte de la Guerra, nunca entendió que, cuando las ordenes se dan de forma justa y sencilla en lo que se supone es la lógica, siempre se tiene un aliado en el grupo del que se es líder.
Resentido en lo más íntimo y haciendo de la lucha política un reto personal, el que fuera alcalde de la ciudad más arruinada de España sigue moviendo los hilos de sus marionetas y da órdenes en su entorno con el único fin de demostrar que, quien ocupará su puesto no reúne el apoyo de la mayoría de los militantes.
De esta manera está jugando con las sensibilidades de buenos socialistas que como Pedro Zerolo, viven sumidos en falsas creencias y que no habiendo andado nunca entre el fango que suponen las cloacas de los sistemas que lo manejan todo, siguen dando la vida por él nefasto político que aniquiló la capacidad de la izquierda que representa el PSOE para gobernar en Madrid.
Tomás Gómez no ha sido un buen gestor y la prueba de ello es que ha roto todo lo que ha tocado. Será la justicia la que decida si además de negligente, ha enarbolado la bandera de la corrupción. Hoy en día los que saben, todavía callan y el proceso está en manos de la mejor policía del mundo,  pero lo que si tengo claro es que el de Carranque no es una buena persona y hasta muerto sigue pisando los callos, ahora de quien bien le dio de comer.

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