martes, 13 de enero de 2015

Yo no soy Charlie Hedbo

A veces nos encontramos con opiniones tan coherentes que se necesita mucha valentía para sacarlas a la luz. Desde ese punto de vista, no me voy a quedar sin ponerme del lado de una de ellas donde Francisco Lanzas da una vuelta de tuerca al sentir social y nos deja escrita una de las grandes verdades sobre el brutal atentado que sufrió París hace unos días.

Mis reacciones ante la repulsa y aversión que me produce cualquier acto terrorista en cualquier lugar del mundo, llega a extremos que superan el asco y me hacen imposible evitar el vómito. Tengo mis motivos para ello. Cuando sucede algo como lo de París, me cuesta varios días recuperar el estado psicológico en el que normalmente me encuentro.

Soy de los que constantemente pide medidas radicales que, incluso al límite de los derechos fundamentales, sean de sobra eficientes y definitivas para acabar con el terrorismo.

El pilar fundamental sobre el que se basa la defensa de la libertad frente al crimen organizado es la anticipación y para ello es necesario anteponer la defensa del conjunto de la humanidad a las creencias de unos pocos que se posicionan en contra de la forma de trabajar de los gobiernos democráticos y aplauden a los Assange o Snowden sin saber lo que hay detrás.

Dicho esto, quiero volver a la opinión de Lanzas en Sierra Norte Digital y quitarme el sombrero ante él. Para ello, me voy a quedar con uno de los párrafos más inteligentes que he leído en los últimos tiempos:

No hace falta ser Doctor en Filosofía para ver que lo que hacen estas revistas es un ataque directo a algunas personas/religiones/colectivos y no un ejercicio de libertad. Solo es necesario hacer el experimento, pon a tu madre en una de sus portadas y valora la portada. Confundimos libertad de expresión con “digo que tu madre es una puta y me río de ella pero no te lo tomes a mal, solo quiero hacer un poco de humor”

Hace unos años hice a Dios una petición lógica y sencilla que probablemente rayara con lo más humano que se pueda llegar a pensar. Mediante el silencio se me denegó y fue cuando comprendí que Dios no existe. A partir de entonces, vivo tranquilo en ese sentido. A veces pienso que si estuviera en un error, Dios sería todopoderoso hasta tal punto que mis pensamientos estarían también dispuestos a su capricho.

 Lo que quiero decir es que a día de hoy no tengo ningún apego por ninguna de las religiones que conozco pero el respeto que hay que profesar a cualquier ente viviente debe de ser acorde con que queremos para nosotros y me pregunto lo que hubieran pensado las víctimas del atentado a la redacción del Charlie Hedbo si la protagonista de muchas portadas, como dice Francisco Lanzas, fuera su madre.

Estoy fuera de toda duda en cuanto a mis ideas. No obstante, voy a dejar claro que lo mejor que podría haber pasado es que la seguridad francesa hubiera podido saber de las intenciones que albergaban los fundamentalistas islámicos y haber procedido a su exterminio para que así, los mal llamados periodistas del Charlie Hebdo hubieran seguido faltando al respeto a todo bicho viviente por los siglos de los siglos, porque realmente ahí radica la verdadera libertad de expresión.

Amén.

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