Ningún individuo condenado por
un delito de acoso sexual podrá formar parte de ninguna candidatura electoral.
Mal estamos cuando un vacío
legal es regulado por la ética social. Se producen vacíos morales cuando,
frente a la falta de norma colectiva como solución reglada y general, obtenemos
una ecuación con varias soluciones.
Ismael Álvarez maltrató,
humilló y despreció a Nevenka Fernández dentro de un entorno laboral. Con
cuatro duros, e imagino que algún fin de semana de arresto domiciliario,
condonó su delito. El sistema judicial de acuerdo a la ley no encontró motivos
para inhabilitarle en el ejercicio de cargo público.
Álvarez es paranoico e
insensible. Posee una personalidad distorsionada y carece de empatía en su
actividad social. Quien le conoce, habla de él como una persona agresiva,
inmadura y carente de conciencia para controlar sus impulsos.
Con todo y con ello, este
“carismático” individuo de comportamientos adolescentes, que psicológicamente
experimenta de forma constante con sus congéneres, consiguió cinco concejales
como portavoz de Independientes Agrupados de Ponferrada.
Muchas
veces he hablado de la incultura electoral de la que parece hacer gala un
sector de la población. Esa incapacidad de razonar para decidir desde la
libertad, en este caso política, que ostentan muchos ciudadanos, consiente que
los escaños estén llenos de cómicos transgresores, delincuentes habituales y de
muchos depravados sexuales que usan la política para conseguir relaciones
gratuitas, que serían imposibles en virtud de sus malolientes espíritus.
Ismael Álvarez tenía dos
posibles vías para acceder a cierto tipo de mujer: pagando o forzando. Seguro
que ha pagado muchas veces por someter cuerpos a los que no podría acceder por
herencia genética, pero esta vez optó por la manipulación psicológica del
poderoso, cobarde y baboso. Sin embargo, es curioso que, en esos primeros
momentos, el delincuente fue apoyado por el entorno social y la víctima sufrió
un linchamiento mediático y social, incluso desde su propio partido, ya que,
por ejemplo, Ana Botella, apoyo públicamente al acosador.
La
clave está en los vacíos jurídicos que la consecución de algunos hechos deja al
descubierto. En este caso también habría servido coger un cordel y atarlo
alrededor del escroto de Ismael Álvarez, lanzando al vacío una pesa de diez
kilos anudada al otro extremo.
Es verdad, que dan asco esta especie de tíos cada vez mas afincados en la clase política en general
ResponderEliminar