Esta semana se cumplen 55 años del primer atentado de ETA. El régimen franquista ocultó o sin más, no supo atribuir a autoría del mismo a los verdaderos criminales protagonistas de esta efeméride.
Begoña tenía 22 meses cuando una maleta bomba la hizo arder mientras dormía. Curiosamente este atentado coincidió de pleno con las fiestas del barrio en donde Begoña vivía con sus padres. Amara es un barrio de San Sebastián que sigue celebrando sus fiestas en estos días y es un lugar con historia. Historia que siempre y desde hace 55 años ha olvidado que el bautismo del terrorismo vasco se produjo en ese lugar.
Amara es famosa por su velódromo y sus frontones. Es conocida en Europa por ser un lugar donde se han ofrecido eventos y conciertos de todo tipo de música. Inauguración tras inauguración, esta zona de San Sebastián ha ido creciendo y hoy, desde aquel primer puente de hierro que supuso la llegada del ferrocarril, el barrio de Amara se ha convertido en la cuna de unas gentes que se sienten especiales y que orgullosos dicen que son de esa tierra.
El 27 de Junio de 1960, Begoña murió abrasada y sin ninguna oportunidad al encontrarse sola, en el vagón de tren en el que los asesinos vascos hicieron explotar un artefacto incendiario.
Somos felices porque vivimos día a día sin recordar nuestro pasado. Somos capaces de llorar y apiadarnos de cualquiera en ese minuto de gloria que nos permite sentirnos sensibles y un poco más personas. Pero en el fondo y aunque sea muy en el fondo, constantemente nos olvidamos de todo y dejamos que la vida siga sin acordarnos de lo que hicieron o padecieron muchos para que nosotros estemos aquí.
Por mi parte, que también vivan las fiestas de Amara Berri. Begoña dormía al lado de su madre, esperando partir para Navarra. Murió a las pocas horas en un hospital cercano a su casa gracias a las quemaduras que los asesinos de ETA le habían dejado en su pequeño cuerpo.
Begoña merece un recuerdo.
Felices fiestas.