Hay regalos que se escuchan.
Estoy en contra de todo y asisto
a todas las manifestaciones sin importarme y el motivo de la convocatoria. En
la última, aproveché para quedar un rato antes con un conocido, fruto de una
relación profesional de un oscuro pasado del que a veces reniego.
Al lado, en la acera, había un
músico al que este Mister x calificó de “greñudo con guitarra”,
añadiendo que todos los cantautores, a excepción de José Luis Perales, son o eran indigentes seguidores de Stéphane y que,
como peces en el agua, se manifiestan contra el sistema de plaza en plaza como
yo, y sin importarles en contra de qué.
El indigente y greñudo
guitarrista estaba bordando el Little wing y antes había plagiado
perfectamente a Jeft Beck en Un día
en la vida.
He pasado muchos ratos
enfrentando opiniones con este que tiene nombre de superhéroe y, esta vez, el
músico que había al lado, consiguió que mereciera la pena ese tiempo que empleé
en aclarar algunas cuestiones, hoy convertidas en rencillas del pasado.
Hace poco me hicieron un regalo. El
regalo sonaba, pero no había tenido tiempo de escucharlo hasta hoy. Y esa
música me ha recordado aquella reunión que se produjo antes de una
manifestación y he pensado durante un rato en aquel tronco de dedos mágicos que
hacía de psicólogo, con una guitarra desconectada del mundo a la que la sacaba
lágrimas y lamentos.
La mezcla de aquel recuerdo con
las letras de hoy, me han hecho pensar que a excepción de José Luis Perales,
todos los cantautores son absolutamente maravillosos y que son casi tan
inteligentes como yo.
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