Todavía no puedo afirmar que Tomás Gómez Franco irá a la
cárcel, pero lo que puedo asegurar es que hay un vínculo entre la empresa Tranvía
de Parla S.A y el fondo Sagasta Corporate que tiene sede en Luxemburgo.
También está demostrado que los pagos realizados por el
ayuntamiento a Tranvía de Parla S.A, iban con informe en contra del Interventor
Municipal por incumplimiento de estabilidad presupuestaria.
Asimismo es afirmativo que Fraile y el concejal de Hacienda,
Fernando Jiménez negaron ser conocedores de estos pagos cuando fueron ellos los
que firmaron la autorización.
A partir de ahí y en mi opinión personal, estoy seguro de
que todo esto estropeará el futuro personal y laboral de Tomás Gómez Franco, el
todavía líder de unos pocos socialistas madrileños y aspirante a ser Presidente
de la Comunidad de Madrid.
El tiempo va pasando y, como decía Chaplin, siempre encuentra
un final perfecto.
Sicario Político es la denominación que uso en muchas
ocasiones para calificar a Tomás Gómez Franco. Y hoy, después de corroborar
alguna de las informaciones que me van llegando, quiero afirmarme en ello pero
además, quiero añadir que con toda seguridad, es la más mala, desleal y peor
persona de la que he tenido referencias en los últimos años.
¿Qué pasó en el Ayuntamiento de Parla entre los años 2006 y
2008?
Es seguro que solo algunos pocos reciben información
privilegiada en torno a la investigación que se está llevando a cabo a
instancias de los juzgados de Parla. A día de hoy podemos hablar de José María
Fraile como un supuesto criminal, pero ¿podríamos decir lo mismo de Tomás Gómez
Franco?
En estos momentos, hay algo que en relación a este caso
podemos afirmar con rotundidad y es que Tomás Gómez Franco engañó a José María
Fraile y, de esta manera, le hizo responsable de sus propias actuaciones en
Parla. Esto pasó en numerosas ocasiones y la documentación existente así lo
avala, siendo lo más preocupante la responsabilidad que cayó sobre Fraile en
cuanto a la ruina que supuso para la localidad la gestión de la inversión en el famoso
tranvía.
En el año 2005, Tomás Gómez adjudicó las obras en una
cantidad que rondaría los 100 millones de euros y más tarde, el 22 de diciembre
del año siguiente, se aprobó un sobrecoste del 40 % sobre la cantidad inicial en
una Junta de Gobierno a la que no asistió el propio alcalde. Es por ese
motivo por lo que el Supremo rechaza la denuncia que los populares presentan
contra este individuo por un supuesto delito de prevaricación.
Ha pasado el tiempo y, desde hace unos días, esta historia
ha dejado de ser un juego de emociones entre dos amigos de la infancia, para
convertirse en una investigación en toda regla en la que la Unidad de Delitos
Económicos y Fiscales de la Policía Nacional está recabando información para
limitar la responsabilidad penal en la que podría haber incurrido Tomás Gómez
Franco.
La Policía cumple una orden dada por el Juzgado de Instancia
e Instrucción número 5 de Parla que, a instancias de la Fiscalía, investiga todo
aquello por los indicios encontrados de que Tomás Gómez Franco podría ser
responsable de un presunto delito de malversación y otro de prevaricación.
Tomás Gómez Franco es metafóricamente comparable a Judas
Iscariote, aquel que la Biblia dice acompañó a Jesús durante un tiempo para después
apuñalarle, otra vez metafóricamente por la espalda. Pero quiero ir más allá y
preguntarme si Tomás Gómez Franco podría ser un sociópata ya que, visto lo
visto, su empatía por los demás brilla por su ausencia.
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