¡De cualquier manera! En forma de esquema, novelado o incluso en verso, sobradamente se entendería este texto. ¡De cualquier manera!
A través de la Fundación Amancio Ortega se realiza una importante donación que irá destinada a luchar contra el cáncer. Acto seguido han sido varias, las personas que se han pronunciado en contra de ella, con argumentos propios de sectarios movimientos radicales que tienen como finalidad, el deterioro de la sociedad.
Después de eso, mi postura pasa por desear que, Guillermo de la Barreda, presidente de la federación canaria de la Asociación por la Defensa de la Sanidad Pública y exsecretario insular de Sanidad del PSOE de Tenerife, Jorge Barrón, miembro de la junta directiva de esa misma asociación en Euskadi, Luisa Lores, radióloga en el Complexo Hospitalario de Pontevedra o Carmen Sánchez Bellido, neumóloga en el hospital Royo Villanova de Zaragoza, exdiputada de Izquierda Unida en el Parlamento de Aragón y autora del libro La contrareforma sanitaria. Análisis y alternativas a la privatización de la sanidad pública, sean infectados por alguna enfermedad que solo el dinero pueda curar y que no reciban ninguna ayuda para ello. O todavía mejor, que contraigan un cáncer terminal que les lleve a la muerte y así en el último instante de su agonía puedan entender que la empatía entre seres humanos es un concepto que hay que poner en práctica, aunque tengamos más suerte que los demás.
Esta situación es comparable a la de esa parte de la comprensiva sociedad, que no entienden la pena de muerte como opción a la solución de muchos males de nuestro tiempo, eso si, siempre y cuando que la víctima del pederasta a ejecutar, no haya sido su propio bebe.
Esta es la hipocresía de la sociedad en la que vivimos. Una sociedad compuesta de miserables y tóxicas almas, malignas por antonomasia y que buscan el protagonismo a través del dolor de los demás.
¿Y si mejor que un cáncer terminal, les deseo un sufrimiento eterno? Tengo claro que Dios no existe y eso solo significa una cosa. El Diablo siempre esta entre nosotros adoptando la forma humana de estos hijos de puta que no parecen de este mundo.
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