miércoles, 24 de abril de 2013

Ortega Cano


No estuve en esa carretera la noche del 28 de mayo de 2011. Tampoco he presenciado el proceso en el que se juzgaba la implicación de Ortega Cano en la muerte de Carlos Parra. Sin embargo, desde la distancia, creo que hoy ha fallado la justicia.

Todos conocemos el oficio y la afición del cartagenero por la tauromaquia y también le hemos visto en innumerables ocasiones bajo los efectos de una de sus otras aficiones. Ortega Cano nos ha escenificando burdas estampas bajo los efectos del alcohol que, en precisos momentos, a unos les hacían reír y a otros nos hacían llorar. Ahí quedaba ese “estamos tan a gustito” que tantos miles de visitas generó entre el sector más intelectual de la sociedad. Cuántas veces nos mostró rasgos de valentía que, mezclada con prepotencia marcada con su sola presencia, denotaban una gran falta de humildad y de humanidad.

El poder que da el dinero no se lleva muy bien con la falta de conocimientos básicos para gestionar la persona que todos llevamos dentro. Carlos Parra ha pagado con su vida los excesos de una persona que estaba acostumbrada a que los demás costearan su falta de cordura. Así, y hasta la fatídica noche de finales de mayo, la sociedad consentía los aberrantes comportamientos que acompañaban los excesos negativos para el alma propia del individuo que manejaban la personalidad, en este caso, de José Ortega Cano.

Un hombre que confunde la autosuficiencia del ser humano como logro personal, con la pasividad ante los sentimientos de los demás siendo capaz de engrandecer su ego a través de la falta de empatía, merecía haber tenido un juicio que hubiera demostrado que tanto el matador de toros como la sociedad nos habíamos equivocado.

Lo siento mucho por la familia de Carlos Parra. 


2 comentarios:

  1. Desgraciadamente, éste, sólo es uno más, de tantos y tantos de su especie que cobija este país, y a los que se protege sean las que sean sus fehorías...

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  2. No hay motivo para no llamarle a las cosas por su nombre; España es un pais de panderetas,actualmrnte dirigido por unos fachas, en el que solamente se pueden emborrachar,sin perjuicios, los ricos y famosos no declarados de izquierdas.

    Salud y justicia

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