La autenticidad de las personas y la
nobleza bien entendida que demostramos al vivir, es la medida por la que nos
hacemos grandes o pequeños a nosotros mismos. Pero es cierto que la propia
verdad de nuestro ego, siempre va unida a los errores que comete. Cerrar la
puerta a todos esos errores que como personas cometemos, implica que esa verdad
de lo que somos se quedará también en las escaleras de acceso.
La soberbia en
cambio es diferente. La arrogancia como respuesta a las agresiones, bien o mal
entendidas y sean o no ciertas, implica un verdadero problema para la normal
convivencia y el feliz paso de los días. La soberbia como aspecto teórico, solo
es admisible dentro del concepto de la propia afirmación del individuo y en
procesos de maduración.
Somos personas y vivimos. Deambulamos de
aquí para allá y abrimos la boca, normalmente más de la cuenta. Esos principios
tan básicos de comportamiento, hacen que fallemos en todos los contextos de la
vida, que nos generemos problemas a nosotros mismos y a los demás y que muchas
veces lloremos, como en otras ocasiones nos toca reír.
La gravedad de las cosas y hasta en
conceptos escritos, es subjetiva dependiendo de la recepción y tratamiento del
momento, de las experiencias y del pasado que cada uno hemos vivido. No es del
mismo modo importante lo que sufro hoy que lo que sufrí hace diez años y las
mismas cosas de antaño no son igual compartidas por mi humor.
El concepto perdón convive
intransigente con el error en un tiempo posterior. Todas las filosofías por
arcaicas como antiguas que sean valoran el perdón y aprenden de los errores.
Cada día que pasa, perdemos conocimiento y nos convertimos en altos números con
garantía de borradores. Perdemos la autenticidad y nos alimentamos de
virtualidad, que olvida los tiempos pasados y la maduración del hombre como un
entero.
Cuidado con la soberbia. Siempre se volverá en nuestra contra,
porque nunca baja de donde se sube. Siempre se cae de golpe.
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EliminarSin error no habría avance porque no habría novedades desconocidas. Es verdad que descubrirse dentro del error, o peor, de la incapacidad, genera un estado desconsolante. Pero una vez superado, el crecimiento se nota muchísimo. Solo el que se reconoce en el error, se pica para que crecer. Otros le echan la culpa a los demás. Aunque no sé para que repito lo que has dicho tu.
ResponderEliminarLo que no tengo muy claro lo de arrogancia y soberbia. Entiendo que la arrogancia es más el disfraz de ego poderoso para que los demás no te lo pisen. Mientras que la sobervia, no es disfraz, sino creencia auténtica en la infabilidad -en la propia idiotez, aunque no lo saben-
R.
Me refería a la soberbia como proceso de maduración, quizás mal entendido por mi parte o mal puesto como ejemplo. Imagina el niño que afianza su personalidad en el contexto "cabezón". No se si así me entiendes mejor. La soberbia como teórico pecado capital no me vale, pero la arrogancia como forma de soberbia, si. Tal vez sea un simple error en los términos. J
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