La música escuchada en el presente nos hace revivir el pasado. Cualquier día y escuchando canciones, nuestra mente es capaz de meterse en problemas. Los problemas que te pueden traer los recuerdos, son muchas veces peor que el dolor físico que se pueda sentir en el presente. Es curioso como incluso elegimos la música en función de nuestro estado de ánimo, con el fin de manipularnos a nosotros mismos y lo conseguimos fácilmente.
La parte científica y el porque pasa eso, no me preocupa ni lo más mínimo. Lo cierto, es que toda nuestra vida tiene banda sonora y nos guste o no, el tipo de música que escuchamos, no depende solamente de nuestros gustos como entendidos melómanos, sino que es un radiografía de todo nuestro interior.
El más cruel e insensible ser humano, la mente más impenetrable del mundo, perfectamente podría ser derribada con música. La música nos ha enseñado que nos damos cuenta de lo que tenemos, cuando lo hemos perdido. Ciertas melodías nos educan y nos hacen personas. Me pregunto porque no escuchamos más música.
Nuestra banda sonora habla de nuestros viajes, de nuestros cambios, de nuestros miedos, de las personas que nos han rodeado y sobre todo, calcula a la perfección el número de errores cometidos y todas las horas que nos ha tocado llorar. Pero sobre todo nunca nos deja olvidar, todo aquello y a todos aquellos que de una u otra manera nos hemos llevado por delante.
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