Ocurrió hace pocos días, en plena conversación alrededor de unos torreznos, anchoas y otras tres o cuatro entradas, en uno de los restaurantes de moda de Madrid.
Mira Juanan, se han juntado todos los tontos
en el mismo momento. Emmanuel Macron en Francia, Scholz en Alemania y Draghi en
Italia, todos ellos amparados por el gagá americano.
No me sorprendió el comentario que, en
relación a la actualidad bélica del momento y sus consecuencias, me hizo uno de
los contemporáneos ilustres de este país, ejemplo a seguir para cualquier
hombre que se precie y quizás escritor por encima de todas las cosas.
¡Ni yo, con mi gran capacidad
intelectual habría sido capaz de describir mejor la situación
geopolítica mundial! Ni qué decir tiene, que para nada eché de menos el nombre
de Antonio, en ese recorrido por los presidentes más significativos de La Vieja
Europa. ¡Simple aclaración!
¿Qué significa estar gobernados por tontos? Podríamos
describir esta situación, como la típica pescadilla que se muerde la cola.
Tener un conjunto de tontos como primeros espadas, implica indirectamente,
vivir un derecho de pernada siempre vigente en cuanto a la información que
recibe la ciudadanía y por tanto, la absoluta manipulación a través de ella.
¡Creo que es fácil de entender!
Un dirigente tonto no sabe aplicar los
términos, lógica, serenidad, pausa o empatía, mesura, prudencia o sensibilidad,
ni sabe o mejor dicho, desconoce en su totalidad la milenaria técnica oratoria
con la que se llega a diferentes acuerdos entre tontos y segundos, para el bien
de terceros.
La clase política actual y salvo excepciones,
ha confirmado la exagerada y probada ineptitud que muchos ya teníamos claro
profesaban, a través de negligencia tras negligencia en cualquier cuestión a
plantear y desde cualquier lugar del planeta.
Uno de los ejemplos más severos, por las
víctimas que arrastra la situación, es el conflicto bélico por algunos llamado
guerra e invasión por otros, que se está produciendo en Ucrania, aunque también
podríamos tomar y hacer seguimiento a cualquier problema doméstico, que en
España podría ser la reciente huelga de transporte; o en América, el bofetón
que del señor Smith recibe sin importar el porqué, un payaso de color negro y
pagado para hacer más absurda todavía, una ceremonia de entrega de premios
concertados y politizados.
Recurro a Hollywood, porque los políticos son
como los actores, sean estos blancos o negros, pero con una diferencia y es que
de unos solo elegimos ver sus películas. A cuántos de estos catedráticos
recordamos interpretando la propia autoproclamación de abanderados de la paz en
el mundo, sin saber nada de geopolítica internacional, macroeconomía
por ponerlo más fácil, antropología, religión, terrorismo, derecho o cualquiera
de esas ciencias que, como conjunto de factores, influyen a tal efecto en las
típicas escaladas de violencia, ya sean estas entre países, vengan de asesinos
vascos, yihadistas o zombis desesperados. ¡Paletos!
Volviendo a interpretar el momento que
vivimos y si tuviéramos que seleccionar de entre todos el más tonto de los
actuales dirigentes, por olvidarnos de los actores y sacando a Antonio del
concurso para no perder el espíritu competitivo, seguiría quedándome con el
líder ucraniano y eso que según parece, podría haber evolucionado un poquito en
lo que a cociente intelectual se refiere y estar pensando en parar los crímenes
de Putin, el sátrapa comunista.
En definitiva: No nos pasan más cosas porque algo ahí fuera se debe de dedicar a protegernos. Pero no me digáis que la humanidad no merece la extinción, después de pasarse una temporadita en el rincón de pensar. Por cierto, ni qué decir tiene que me siento totalmente ajeno a esta bendita humanidad.
Publicado en El Correo de España
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