Si viviéramos en Uzbekistán o en
la mismísima Siria, que un ministro del Interior o similar fuera grabado en su
despacho, no sería de extrañar. Pero independientemente de esa comparación que
sirve para abrir este texto, me voy a convertir en uno más de toda la panda de
indocumentados que vista esta noticia, más electoral que otra cosa, se pone a opinar de lo que desconoce.
De entrada, estoy totalmente
seguro que dicha grabación no se produce en el despacho de Castellana. Y esto
es así por diversas razones. La primera de ellas es que hay ciertos lugares en
los que los protocolos están por encima de las personas y es por esta causa por
la que es prácticamente imposible, por razones técnicas que no vienen al caso, instalar
un micrófono en ningún rincón de esa dependencia. Es como si me cuentan que me
he reunido en Serrano con Kris y he tenido los cojones de grabarle.
En segundo lugar, y en el párrafo
de los cualquieras, estoy totalmente
seguro que la por supuesto viciada cúpula policial, que está tan viciada como
cualquier cúpula de cualquier otro estamento similar en este o cualquier otra
democracia, nada o absolutamente nada ha tenido que ver y creo que cualquier
conocimiento que tuvieran de este hecho se produce después de haber sucedido. Por
mi parte libero a Villarejo de cualquier posible imputación en este caso.
Y por último, recomendaría desde la más absoluta
incapacidad y desconocimiento sobre asuntos de estado, mirar más allá de
nuestras fronteras. Es decir, que posiblemente y más que supuestamente, vete tú
a saber si para un lado o para otro, haya sido desde el mismo partido popular
catalán en conjunto con alguna agencia de detectives, la que coincidiendo con
alguna pataleta, hayan sido capaces de llegar a tal aberración.
En cuanto a lo demás, decir que
esta noticia me agrada porque me ha posicionado más a la derecha. Y que por
tanto, si a alguien poco dudoso como yo le repercute de esta manera, imaginemos
los escaños que con ella han ganado los populares. Por otra parte, un señor que
no era santo de mi devoción, como no lo era el ministro Fernández, es ahora un
simpático caballero que me empieza a interesar y al que voy a condonar todas
sus deudas conmigo. Así sucesivamente, creo que esa guerra interna que tienen
los populares, está beneficiando al país para erradicar a la izquierda que nos
viene.
La parte técnica es mucho más
aburrida, pero emplazo a cualquiera a realizar la escucha de esa grabación para
comprobar la nitidez de la misma y por otra parte calcular lo lejos que se le
oye al ministro y lo cerquita que tenía el móvil, otro caballero que estaba por
ahí, del que no me acuerdo de su nombre.
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