http://www.elmundo.es/internacional/2014/08/23/53f84f24e2704e1f1b8b456d.html
Nadie podría pensar que el resultado del asedio que el pueblo judío está haciendo sobre Gaza fuera positivo para ningún palestino y dudosamente podemos interpretar que aparte de la mentalidad de algún enajenado de cualquier bando pudiera disfrutar de este triste episodio de la historia.
Las consecuencias son extrañas. Hoy en día me atrevería a decir que Hamas está siendo beneficiada políticamente y su valoración es mayor que antes de empezar esta nueva etapa del conflicto.
Sería bueno recordar que mucha parte de la población israelita no está a favor y lamenta como suyas las víctimas en la Franja de Gaza. Siendo esto así, podemos pensar sin lugar a dudas que el conflicto en Oriente Próximo se extenderá en el tiempo sin posibilidad alguna de remisión como un trasfondo a pensar sobre quien está ganando la mal llamada guerra.
Si los palestinos estuvieran dispuestos a quitarse la idea de que Hamas es el arma que deben usar para conseguir uno u otro objetivo, estaríamos ante un cambio radical en el que encontraríamos soluciones.
Es incomprensible que la mayoría palestina siempre se ha posicionado con la parte más violenta de lo que pueden entender como defensa de su integridad. Conocer al pueblo palestino significa entender que estamos ante gente hospitalaria que sometida históricamente, todavía recibe a cualquiera con los brazos abiertos.
Hamás es una organización económicamente hundida y aislada de la casi práctica totalidad del resto del mundo. Solo sus actuaciones violentas consiguen hacer que siga en pie. El miedo a esa violencia es la que a lo largo de los tiempos ha demostrado que las tiranías terminan cuando envejecen.
La Revolución en Francia no llego con el más sanguinario de sus gobernantes y la misma Unión Soviética dio paso a otra época tras el endulzamiento de sus políticas.
Intereses políticos han comparado esta organización con legítimos estados y hablan de ella como si de un partido político se tratara, pero pensemos a que nos estamos enfrentando.
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Hamás es una filial participada al 100% por los Hermanos Musulmanes, una excrecencia del Partido Nazi alemán. La Hermandad se fundó en 1928 por Hasán al Bana, un estrecho aliado de Adolf Hitler. Trabajó mano a mano con él durante la Segunda Guerra Mundial, creando la división musulmana Handschar de las Waffen-SS, que cometió crímenes de guerra contra las comunidades judías. Puede que sea necesario negociar con Hamás, al igual que uno negocia con secuestradores, delincuentes con rehenes o chantajistas. Pero reconocer su legitimidad como harían Jimmy Carter y el obispo Tutu, es reconocer la legitimidad del antisemitismo.
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