Recuerdo que no hace mucho tiempo escribía sobre la mala
herencia que, bien entendida, Bismarck nos había dejado cuando acuño
aquello del Fondo de Reptiles.
Respetable
desde un punto de vista social, el Fondo de Reptiles engloba ciertos capitales
que fuera de la fiscalización general se pueden destinar a gestiones que ayuden
de forma rápida a entornos que deben de ser desconocidos para el ciudadano.
Pongamos como ejemplo muchos de los recursos que, desde los estamentos
pertinentes, se destinan a antiterrorismo.
La ambición personal por
crecer en ámbitos de poder ha conseguido que técnicas modernas en cuestiones de
autofinanciación se hayan usado para el enriquecimiento personal y así, tenemos
un deporte casi olímpico que se denomina corrupción.
Está muy claro y la justicia,
poco a poco, terminará de aclarar qué sindicalistas y políticos sin honor han
usado esa terminología y la formulación que actúa tras ella para esconder sus
hechos delictivos y enriquecerse sin control.
Por tanto, creo y debo exponer
que los que, por ejemplo hemos militado en un sindicato que está marcado por
ese uso fraudulento de fondos destinados a otros menesteres, deberíamos pedir
ante las cúpulas de dichos estamentos la devolución de todas y cada una de
nuestras aportaciones económicas en todos y cada uno de los años que hemos
formado parte de dicho clan. Un clan que yo equipararía, sin lugar a dudas, al conocido
de los Charlines. Me refiero, naturalmente, a UGT.
Antes de seguir con esta
reflexión, probable fruto de los malos momentos que vivo en el aspecto
personal, quiero descartar cualquier ataque procedente de uno u otro frente,
aseverando lo que ya escribió Bernardo en Calle Parra: Ni son todos los que
están ni están todos los que son.
Con ello quiero asegurar que
las personas más nobles y honradas que he conocido forman parte de este
sindicato, pero a su vez también intuyo a los más sinvergüenzas y depravados
gestores de fondos comunes que la historia pueda contemplar.
Hace muchos meses di orden a
mi banco para que devolviera los recibos de esta dichosa agrupación sindical
con lo que, de manera unilateral, he dejado de formar parte de la misma. A día
de hoy, he recibido un par de cartas donde me solicitan solucione un supuesto
problema que tengo, según ellos, en la domiciliación bancaria. Me argumentan
que, en el caso de desear causar baja, debo solicitarlo por correo ordinario ya
que no es suficiente devolver los recibos o notificarlo por cualquier otra vía.
¿Formaré parte dentro de poco de alguna lista de morosos por
no pagar la cuota sindical? La verdad es que los creo capaces y eso no es
preocupante. Lo más preocupante es que a una persona como yo le parezca lo
mismo Luis Bárcenas que cualquiera de estos impresentables que la jueza Alaya
tiene en su lista personal de morosos.
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