Todo se explica por sí mismo y cada
razón presente viene dictada de voces pasadas albergando en su interior una
clarividente visión futura.
La historia se escribe de manera
instantánea. Auguramos el final de cada concepto basándonos en las directrices de la propia tendencia del camino.
El profeta manipula hasta ese punto donde
es capaz de modificar el entendimiento del receptor. Sin tener ni la más mínima
idea del tiempo que hará mañana, se puede intervenir el concepto razón hasta el
punto de hacer brotar pronósticos desde quien los tiene que recibir y así, sencillamente
y pase lo que pase, acertar.
Sabemos que el delito es más o menos
grave en función del daño social que conlleva. Otra consecuencia es la que nos
han enseñado los sabios a lo largo de la historia en esa literatura que habla
de pesadas cargas cuando se trata de pagar negativas acciones. A la vuelta del
contexto también hemos aprendido sobre el trabajo a realizar para evitar
castigos a través de la educación, sobre lo que es bueno y malo.
Curiosa la eternidad que nos deja permanentes
pistas de lo que en sí misma se convertirá y de lo que tenemos que seguir
aprendiendo.
Hoy me lleve otra lección vital. De esas
que no se olvidan. Una clase magistral que habla de la vida y de las
consecuencias de los actos de cada uno. Hoy tendría mucho que decir sobre los
míos propios y, sobre todo, tendría que pensar si la calidad de lo que soy y
represento me merece la pena o sería más interesante retroceder en caminos ya
andados, para en aquel cruce retomar el camino equivocado.
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