Introducción
Desde el punto de vista que no
todos los trabajos son iguales, prepararse para el mercado laboral depende
principalmente del tipo de función que se vaya a realizar. Las entrevistas de
trabajo o pruebas de nivel, las oposiciones e incluso la designación de alguien
a dedo para desempeñar una tarea con garantías tienen que estar supervisadas por
un ente que valore capacidades y designe lo más acertado para cubrir cualquier
puesto.
A veces se da el caso que ante
la incapacidad de todo el abanico de posibilidades que se pueden ofrecer para
cubrir una determinada plaza, surge el término vacante como una de las opciones válidas que finaliza el proceso. Es
perfectamente normal que plazas muy especializadas queden sin cubrir tras un
correcto proceso de selección.
Yendo un poco más allá, existen
trabajos en los que se soportan determinados riesgos y presiones que requieren una
capacidad física y mental determinada sobre las que el examinador se tiene que
basar para dar el visto bueno al opositor.
Es ahí donde existen dos campos
sobre los que trabajar y mediante los que normalmente se pone a prueba al
candidato. La guerra psicológica comprende acciones orientadas a disminuir las
posibilidades de respuesta de un individuo y observar a partir de esa merma,
las salidas que obtenemos cuando el sujeto en cuestión es estrujado,
coaccionado, amenazado o intimidado tanto física como psicológicamente.
El segundo campo engloba técnicas
pasivas de exclusión donde por métodos más convencionales, hacemos un proceso de
selección muy exhaustivo que nos permite valorar criterios generales que
ayudan a no equivocar la decisión final.
Está claro que aplicando todas
los medios que ponen a nuestro alcance las técnicas de exclusión y la guerra
psicológica y siendo totalmente estrictos en el sistema de elección, podríamos
llegar a distinguir que es lo mejor en rangos de selección de uno entre un
millón.
Uno de cada 45 opositores conseguirá
plaza en la última convocatoria del actual Gobierno regional madrileño. De las
660 plazas convocadas, 580 son para Primaria sobre las que destacan por encima
de todas las que se ofrecen para especialistas de inglés. Y es aquí donde ha
pasado algo que dice mucho y muy malo del supuesto comité de sabios que elige
la forma y el modelo de evaluación sobre la que los mejores aspirantes a
maestros se convertirán en funcionarios públicos.
Listening Acelerado
Los minutos transcurrían y la
sorpresa era cada vez mayor, pues no se entendía nada. Lo que parecía un
fragmento de algún programa de la radio pública inglesa se había manipulado
hasta el punto de que la mayoría absoluta
de los evaluadores a su salida del ejercicio, comentaban que ni ellos habían
entendido nada.
Este tipo de actuaciones y
manipulaciones solo tienen un objetivo que, no puede ser otro que reírse del
personal desde una actitud de prepotencia que no busca conocer que es lo mejor
que se nos ofrece para educar a nuestros hijos. Ya no se trata de conocer el grado de
preparación del que busca la vocación como forma de vida, sino que parece que
todo forma parte de un juego sobre el que elevar el nivel a lo absurdo, es el
método elegido para frustrar a cualquiera que se ponga a tiro.
Me pongo de parte de cualquier
opositor a maestro y en especial a los que van por la especialidad de inglés y
les deseo toda la suerte del mundo. Se están enfrentando a la negligencia pura
y dura que representa la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Me
pregunto cuál hubiera sido la prueba a soportar para los especialistas de
francés y griego.
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