Cuando hoy salga a la calle, no voy a decir que soy socialista.
Necesitaría explicar que estoy muy lejos de las políticas que
desarrolla Tomás Gómez en Madrid para salvar mi integridad como gente de
izquierdas. De esa gente de izquierdas que defiende la igualdad y las
libertades de las personas.
Estamos sometidos a un gobierno que cada día nos recorta y nos presiona
llevándonos a la ruina más histórica que jamás haya existido en este país.
Desde muchos sectores de la derecha no respetan a la ciudadanía y, atrincherados
tras sus creencias, están sometiendo al pueblo a un control que, aunque me
gustaría equivocarme, nos puede abocar a una revolución que nuestros nietos
estudiarán en los libros de historia.
Entre ellos, al lado de esos políticos que sólo se miran el ombligo, a la
cabeza de ese grupo de caprichosos oportunistas que, por error o
desconocimiento popular, han llegado a las cúpulas directoras de los partidos,
está Tomás Gómez.
Este pseudo dirigente, este supuesto ‘hombre de partido’ y presunto
socialista, vuelve a demostrar la escasa pasta política de la que está hecho.
El secretario del PSM, haciendo caso omiso de las peticiones que cada día los
ciudadanos exponen a la izquierda y obviando la súplica que miles de familias
extienden ante la oposición para que ésta germine, prefiere que siga gobernando
la derecha. Y lo hace antes de contribuir a que uno de nuestros más válidos
compañeros, Javier Rodríguez Palacios, empiece remontar el favor de los
derechos de los ciudadanos.
Tras una década del gobierno del PP de Alcalá, los socialistas complutenses tienen
en sus manos la posibilidad de volver a ponerse al frente de un Ayuntamiento
hundido por una pésima gestión, ante el clamor cada vez más acuciante de los alcalaínos
que ven su ciudad abandonada y a la deriva por la soberbia del que fue su
dirigente, Bartolomé González –ahora escondido al calor de los escaños de la Asamblea de Madrid-, y de
su heredero, Javier Bello, al que el bastón de alcaldía solo le sirve para
abrirse camino entre la multitud de despropósitos heredados de sus compañeros.
Pese a tal panorama, Tomás Gómez todavía esta semana se atrevía a reiterar que
no existían las condiciones suficientes para una moción de censura.
Los acuerdos están plasmados. El apoyo de la formación magenta liderada por
Anselmo Avendaño puede hacer posible un cambio en la cuna de Cervantes. El
Partido Socialista Obrero Español apoya a Javier Rodríguez Palacios y a toda la
oposición a la derecha alcalaína para que, mediante la moción de censura como
herramienta de defensa, se consiga apartar a Javier Bello, con el único fin de
responder a las súplicas de los ciudadanos que claman desde hace meses por un
cambio de gobierno en Alcalá de Henares.
Y todo pese a Tomás Gómez, quien vuelve a poner su egocentrismo por encima de los intereses de los ciudadanos y del apoyo a sus propios compañeros vendiendo su voto a la derecha. He aquí un 'hombre de partido'.
Y todo pese a Tomás Gómez, quien vuelve a poner su egocentrismo por encima de los intereses de los ciudadanos y del apoyo a sus propios compañeros vendiendo su voto a la derecha. He aquí un 'hombre de partido'.