Decía
Alejandro, que el bienestar de todos se esconde detrás de la conducta de cada
uno. Tres siglos después, Apuleyo dejaba caer que el ser humano es mortal por
serlo, pero que en todo nuestro conjunto, la humanidad es eterna. También
encontramos solidaridad en Aristóteles, servir a otros y hacer el bien. Y así sucesivamente
y desde hace miles de años, hasta esos que nunca existieron nada más que en la
imaginación de los hombres, acuñaron citas que hablan del beneficio que
obtenemos a través de la ayuda a los demás, véase Lao Zi.
Siglo XXI,
un tiempo al que alguien denominó “El Siglo de la Inteligencia Colectiva” y
aquí es cuando tendría que poner el emoticono correspondiente, ese que por
ejemplo enseña los dientes y no sabe dónde meterse.
Laboratorios
de última generación en donde con gran secretismo nos adelantamos al futuro a
través del desarrollo del I+D, los tiempos “del internet”, las redes sociales y
los adelantos tecnológicos que dentro de muy poco nos permitirán mover las
cosas con solo pensar o incluso volar con nuestras propias alas, esas que no
poseemos.
El Siglo de
la Inteligencia colectiva. Términos modernos inventados por gurús que sin saber
lo que vender, se hacen ricos vendiendo cualquier cosa. ¿Colectivo? Sí. Pero
cambiando la inexistente inteligencia de la colectividad, por la solidaridad.
Miles de
años de solidaridad. El Terremoto de Lisboa, la inundación del río Amarillo,
Haití, el Bhola pakistaní, o cualquier otra catástrofe devenida por la
naturaleza o negligencia del hombre, lo digo por las guerras que de las que
somos totalmente culpables como “buenos hombres” que somos. La Primera y La
Segunda cambiando el orden, las guerras napoleónicas o aquellas de la
antigüedad como Las guerras serviles, las púnicas o más de nuestro tiempo la
mismísima Reconquista que causó muchos millones de víctimas mortales. Y después,
la solidaridad.
¿Inteligencia
Colectiva? La sociedad como término que indica colectividad, no suele demostrar
inteligencia y ni todo el dinero del mundo puede comprar la paz, más bien todo
lo contrario. Pero hoy y por cuarta o quinta vez en estos días que vivimos, me
ha tocado emocionarme y volver a llorar con eso que sí es colectivo y que sale
a la luz cuando ante las desgracias comunes a todos o incluso mal llamadas
ajenas por ser generales, nos ponemos el traje de solidarios y demostramos que
ni la naturaleza puede con nosotros.
Hoy escuché
un cuento, un cuento que hablaba de solidaridad. Una sencilla historia para
niños en el que la solidaridad, llamaba a la esperanza y que describe mejor que
cualquier rueda de prensa de cualquier gobierno, la situación que vive el país,
el momento que vive Europa y habla de cómo este 2020 pasaremos a los anales de
la historia, como el aquel ejemplo en el que la humanidad venció a una pandemia
solo con amor. No confundir la sociedad con la humanidad.
Hoy quiero
rendir un homenaje a través de un cuento. Hoy quiero acordarme de todos los
maestros de este país, de todos los equipos directivos que sin medios y con
mucha paciencia dirigen desde casa todos y cada uno de los colegios que siguen
abriendo de manera virtual sus puertas y en los que ningún niño se queda sin
aprender.
Ángel,
Aurora, Amalia, Bea, Carmen, Charli, Cristina, Diego, Esteban, Eva, Isabel,
Javi, José, Lidia, Laura, Manuela, las Marías, María José, Mariví, las Martas,
Miguel Ángel, Nieves, Sandra, las Silvias, Violeta, Jesús y Ana La Directora, son los maestros del Colegio de Vallecas, Eduardo Rojo. Unos maestros, que en riguroso orden de aparición, salen a representar a todos los colegios de
España poniendo la solidaridad y la esperanza en boca de cualquier maestro,
estos que junto a sanitarios, policías, militares, transportistas, tenderos y
otros muchos grupos, están empujando más que los demás. Y digo bien:
“Empujando
mucho más que los demás”
Un cuento de ESPERANZA y SOLIDARIDAD:
No hay comentarios:
Publicar un comentario