Levantarse a las doce de la mañana y leer las simpáticas
opiniones de los clásicos intelectuales europeos, tiene varias ventajas. La
primera de ellas es obvia y certifica lo innecesario de madrugar, sobre todo si
has estado viajando por el mundo de la mano de los verdaderos y antiguos
clásicos hasta las seis de la mañana. La segunda de las ventajas pasa porque si
eres un poquito avispado, te bastarán veinte minutos para ponerte al día de la
actualidad mundial y así seguir ganando tiempo que pasar en el sofá. Pero la
más importante de todas, al menos para una personalidad tan particular como la
mía, es el desayuno de ego que me pego, al comprobar que soy cada día más
inteligente en comparación con los destacados lumbreras que pueblan los medios.
Pero lo de hoy ha sido extraño, hasta el punto que he
dejado pasar unas cuantas horas para recapacitar, intentar entender lo que se
me podría haber escapado y sobre todo, usar la poca empatía que suelo dedicar
para ponerme en el lugar de los demás, y en este caso suponerme Ansón y tratar
de canalizar sin haberlo conseguido, un texto que en el día de hoy ha titulado: España: amenaza yihadista
Querido Luis María,
España, amenaza yihadista, es el título de la opinión que ha decidido
hacer pública en el día de hoy. Le rogaría se pusiera en contacto conmigo, para
explicarme que motivos o intereses le han llevado a plasmar en uno de los
medios más importantes del país, tal burrada. Me refiero a motivos e intereses,
en el sentido de que es extraño que una persona de su experiencia, que presidió
la agencia más importante de noticias de nuestro país, que fundó La Razón y que
dirigió durante casi veinte años el diario ABC y todo eso sin olvidarme de su
Ñ, haya escrito algo que no es solamente mentira, sino que podría ocasionar
algún problema en el remoto caso de que la sociedad logre entenderle. Le
recuerdo que hubo un tiempo en el que usted era una de las pocas personas que
tenía acceso a los entonces clásicos teletipos que en cuestión de minutos nos
ponían al tanto de lo que sucedía en el mundo y se le informaba
consecuentemente de lo que podía hacerse público o no. ¿Lo recuerda? Usted
mismo presidía EFE en unos años críticos y en contrasentido a lo anterior era
usted el que también decidía la información que a través de su agencia nos
llegaba a esos teletipos que hacían tanto ruido, sitos en la planta baja del Cuartel General, Ministerio de
Defensa y otros lugares de índole especial. ¡De ahí lo extraño de su opinión de
hoy!
Con el fin de no hacerle perder mucho tiempo, ya que haré que este
texto no le tarde en llegar y pasando por encima de sus tres primeros párrafos,
que no dicen nada, le quiero informar de que lo que precisamente interesa en
materia antiterrorista sería en todo caso la convocatoria de unas nuevas
elecciones, pero con un resultado muy diferente al que actualmente tenemos
sobre la mesa. Esto es independiente de la insensatez de Pedro Sánchez o
cualquier otro político y deriva más del color del futuro parlamento que como
le he precisado, sería en todo caso. Si es usted capaz de reflexionar sobre lo
que le digo desde la honestidad, me dará la razón que tengo sin alarmar al
pueblo llano.
Claro que la sociedad debe de desconocer el alcance de la actividad yihadista
en Europa, como una derivación del secreto con que se realizan las operaciones
contra estos que usted refiere nos tienen como objetivo preferente y no como el
resultado de conseguir la tranquilidad de la ciudadanía. Pero volviendo a lo
más importante y urgente de aclararle, he de decirle que las políticas
antiterroristas son independientes como usted sabe de las comisiones
parlamentarias. Y digo como usted sabe, porque sería muy grave que a estas
alturas de su vida, tuviera alguien que ponerle en antecedentes del
funcionamiento de los mal llamados organismos que protegen el Estado de Derecho
en el que vivimos, que no son tan públicos como usted quisiera y que tienen a
su disposición mecanismos que usted debería de intuir.
El gobierno de turno, de derechas o de izquierdas como usted a veces
define, es ajeno a muchas cosas que suceden en nuestro país y ya que es capaz
de dejar alguna frase tipo perla: “El CNI lo sabe”, “Las células terroristas
del yihadismo no están dormidas sino activas y amenazadoras”, o la mejor de
todas, “La verdadera política, en fin, consiste en prever, no en curar”, le
quiero transmitir que su artículo bien entendido y al final, es propio de un
sensacionalismo absurdo, que no tiene ningún sentido y le rogaría que en los
años que espero dure, se abstenga de escribir gilipolleces que no sirven nada
más que para hacer el ridículo y confundir a quien no necesita ser confundido
ni nada tiene que ver con lo que usted o yo hacemos.
Me sentiría mal si tuviera
que llamarle la atención otra vez y remitirle al jurado de un concurso de
belleza en el que dado estos tiempos que corren, se podría encontrar con cualquier cosa. Por otra parte y para
tranquilizar a las cuatro almas que usted haya podido sensibilizar, también le
informo que lleva usted razón en al menos una cosa y que en esa prevención de la que habla, se
cuentan por miles las pistas que se investigan y que terminan dando al traste con cientos y cientos de
atentados en todo el mundo, que concretamente en el país que usted vive se
abortan casi antes de que sean pensados. ¿Será por la experiencia en nuestra relación con el fundamentalismo vasco? ¿Sabe usted dónde están los etarras ahora? En las instituciones. ¿De verdad prefiere usted un pacto de izquierdas antes que otros comicios? No quiero pensar que la edad le hace ponerse en evidencia y prefiero seguir haciendo honor a su trayectoria.
Sin más que ofrecerle, le mando un sincero abrazo y desde el máximo
respeto no me pongo a su disposición.
Juanan
No hay comentarios:
Publicar un comentario