domingo, 18 de noviembre de 2018

La Adicción al Ayuno Radical - El Viejo Chamartín

A poco más de 24 horas para cumplirse un mes desde que dejé de comer y cuando son las 4 de la mañana del día 19 de noviembre, la vitalidad física y la agilidad mental que he alcanzado es tan sorprendente que mí cabeza está empeñada en cualquier cosa menos dormir. ¿Es esto una droga?

Lo cierto es que cada día me preocupan menos los datos que ofrece mi cuerpo con el cambio físico que se consigue al dejar de comer. Estoy perdiendo menos peso que en los procesos anteriores, debido a que de todas las pautas que seguí en ellos, no sigo ninguna y tampoco me preocupan en absoluto. La primera vez que hice lo que todo el mundo que me rodea cataloga de locura, andaba dos o tres horas todos los días buscando la energía que en ese momento creía indispensable para llevar a buen fin el proceso. Hoy he aprendido que da exactamente igual lo que camine y que soy capaz de vivir sin comer, haciendo cualquier actividad, estando tumbado o dándome cabezazos contra la pared.

Por el contrario, también tengo que confesar que después de haber estado un total de 150 días sin comer, está siendo este el momento más complicado de todos. No tengo ningún hambre, ni necesidad alguna de salir corriendo al frigorífico, igual que  hace muchos días que no conozco lo que significa estar cansado. Pero por el contrario estoy sufriendo extraños dolores, que no tienen nada que ver con los que hasta ahora conocía. ¿Hay alguna explicación?

Hace siete meses me fijaron cinco vertebras mediante una cirugía, que como todo el mundo sabe se denomina artrodesis, en este caso lumbar. La intervención tuvo éxito en lo que implicó la descompresión del canal medular, pero hubo una complicación. Este problema implica que he perdido la sensibilidad desde la rodilla hacía el pie, hasta el punto que desde el tobillo al pulgar del pie izquierdo no siento que efectivamente, mi pie esta ahí. En estos meses he conseguido recuperar gran parte de la movilidad y es curioso como puedo manipular algo que no soy capaz de sentir. ¿Por qué cuento esto?

Foto de El Viejo Chamartin - Madrid, España
El Viejo Chamartín y su Carne
¡Era día 12 de abril! No habían pasado 24 horas desde la operación y todos mis dolores de espalda habían desaparecido. En 6 horas de quirófano, Asenjo y su equipo habían conseguido eliminar una lesión congénita extremadamente grave. ¡No me dolía nada! ¡No tenía limitaciones! Hoy el dolor me recorre las dos piernas, partiendo del mismo sitio donde tengo insertadas ese montón de piezas de titanio, vanadio y aluminio y lo peor de todo, cada hora desde que dejé de comer tengo un dolor insoportable en la parte del cuerpo que identifico como diafragma. ¿Por que no he abortado el proceso?

He seguido de cerca a otras personas que han realizado esto mismo y he visto como se han curado de lesiones con las que llevaban años conviviendo a base del dolor que produce la regeneración. Es cuando menos curioso, que en ninguna de las veces anteriores he tenido ningún dolor, sintiéndome incluso mucho más aliviado. Así que después de hablar con el que sabe de todo esto, la única explicación es que mi cuerpo se está curando a marchas forzadas y a base de dolores de la agresión que sufrió en la intervención quirúrgica comentada. ¿Podría ser que estos últimos días esté un poco mejor?

El martes al mediodía haré 30 días, para el viernes de la semana que viene 40, el día 22 de diciembre serán 60 y si no me aburro, el 1 de febrero de año que viene llegaré a los 100 días sin comer. También podría ser, que dentro de un rato o mañana sin ir más lejos de por finalizado el proceso. En este momento no tengo ni idea de lo que va a pasar, pero he entendido que el ayuno es un proceso que crea adicción hasta el punto de que comer con normalidad, me producirá una desilusión extremadamente importante. 

Lo que también tengo claro que el primer sitio donde voy a ir a comer cuando acabe todo esto, es a El Viejo Chamartín, que Deme me está esperando. 


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