miércoles, 4 de julio de 2018

Rosell y Abidal - ¡Visca el Barça i Visca Catalunya!


Hace tres o cuatro semanas y por primera vez, Bartomeu visitó a Sandro Rosell en la prisión de Soto del Real. El expresidente de Barcelona lleva encarcelado desde hace más de un año, por varios delitos relacionados con asuntos económicos, que seguramente le depararán más problemas que alegrías. También hay que recordar que Rosell, fue el principal valedor del actual presidente en el camino que llevó a este a la cúpula directiva de los barcelonistas. Incluso, más de una vez hemos visto en el Camp Nou, un gran despliegue de pancartas pidiendo la libertad del mafioso catalán.

Hoy, la directiva de los culés quiere huir de cualquier relación que le vincule con el recluso. El motivo es de todos conocido. Parece ser, que Abidal recibió un trasplante de hígado ilegal. ¿Pero qué significa esto?

El tráfico de órganos es un negocio simple y concreto, que consiste en la comercialización ilegal de partes del cuerpo. Dicho así, podría sonar demasiado mal, pero la realidad es mucho más cruda.

El trasplante ilegal de órganos humanos es una forma que tiene esclavizados a los estratos más bajos de la sociedad de países poco desarrollados. Es principalmente en Oriente, donde aprovechando que la población carece de las necesidades más básicas, empresas institucionalizadas, operan paralela y clandestinamente extrayendo órganos sanos de personas vivas, para instalarlos en clientes de países de primer nivel.

Hay que tener en cuenta, que este negocio mutila sistemáticamente a seres humanos vivos, además de extraer órganos a cadáveres recién fallecidos. Corazones, pulmones, ojos, piel e incluso intestinos, son entre otros los productos que el normalmente millonario de turno tiene en la carta.

Hasta la fecha, ha sido Canadá, Japón, Estados Unidos o Arabia Saudí, los países que más demandan este tipo de producto. Ahora tenemos que añadir España a la lista, ya que según José María Olmo, el Presidente del elegante F.C. Barcelona, compró el hígado para que Abidal siguiera viviendo.

Según el actual código penal, el delito de tráfico de órganos está penado con hasta doce años de prisión. Esta pena máxima varía en función de lo importante que sea el órgano implantado y los beneficios obtenidos, siendo un delito añadido, la forma en la que se ha conseguido dicho material. Lo mejor de todo, es que Abidal tendría que soportar las mismas penas que Rosell en este caso.

Por mi parte y de ser esto una confusión, solo decir que espero ver feliz al futbolista francés por muchos años, los mismos que entiendo Rosell vivirá entre rejas por estafador. ¿Y de no ser esto una confusión?

¡Visca el Barça i visca Catalunya!





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