Hace tres o cuatro semanas y por
primera vez, Bartomeu visitó a Sandro Rosell en la prisión de Soto del Real. El
expresidente de Barcelona lleva encarcelado desde hace más de un año, por
varios delitos relacionados con asuntos económicos, que seguramente le
depararán más problemas que alegrías. También hay que recordar que Rosell, fue
el principal valedor del actual presidente en el camino que llevó a este a la
cúpula directiva de los barcelonistas. Incluso, más de una vez hemos visto en
el Camp Nou, un gran despliegue de pancartas pidiendo la libertad del mafioso catalán.
Hoy, la directiva de los culés
quiere huir de cualquier relación que le vincule con el recluso. El motivo es
de todos conocido. Parece ser, que Abidal recibió un trasplante de hígado ilegal.
¿Pero qué significa esto?
El tráfico de órganos es un
negocio simple y concreto, que consiste en la comercialización ilegal de partes
del cuerpo. Dicho así, podría sonar demasiado mal, pero la realidad es mucho más
cruda.
El trasplante ilegal de órganos
humanos es una forma que tiene esclavizados a los estratos más bajos de la
sociedad de países poco desarrollados. Es principalmente en
Oriente, donde aprovechando que la población carece de las necesidades más
básicas, empresas institucionalizadas, operan paralela y clandestinamente
extrayendo órganos sanos de personas vivas, para instalarlos en clientes de
países de primer nivel.
Hay que tener en cuenta, que este
negocio mutila sistemáticamente a seres humanos vivos, además de extraer
órganos a cadáveres recién fallecidos. Corazones, pulmones, ojos, piel e
incluso intestinos, son entre otros los productos que el normalmente millonario
de turno tiene en la carta.
Hasta la fecha, ha sido Canadá,
Japón, Estados Unidos o Arabia Saudí, los países que más demandan este tipo de
producto. Ahora tenemos que añadir España a la lista, ya que según José María
Olmo, el Presidente del elegante F.C. Barcelona, compró el hígado para que
Abidal siguiera viviendo.
Según el actual código penal, el
delito de tráfico de órganos está penado con hasta doce años de prisión. Esta
pena máxima varía en función de lo importante que sea el órgano implantado y
los beneficios obtenidos, siendo un delito añadido, la forma en la que se ha
conseguido dicho material. Lo mejor de todo, es que Abidal tendría que soportar
las mismas penas que Rosell en este caso.
Por mi parte y de ser esto una
confusión, solo decir que espero ver feliz al futbolista francés por muchos
años, los mismos que entiendo Rosell vivirá entre rejas por estafador. ¿Y de no ser esto una
confusión?