Existe una complicada obra literaria que nos acompaña desde principios del Siglo XIV y que, como acertadamente expresa el Papa Francisco (sin que sirva de precedente), es una peregrinación al interior de uno mismo. Yo iría más allá. La definiría como un manual de filosofía o incluso como la creación del más moderno profeta que haya podido existir en cualquier momento de nuestra historia.
Es cuanto menos curioso, que las dos obras más importantes de la literatura universal, no sean el catecismo o, al menos, libros de cabecera para la clase política actual y/o el votante, peatón, viandante y vecino en general.
Político, filósofo y militar, Dante nació en la Florencia independiente de un complicado y bélico siglo plagado de cruzadas, pactos y reconquistas. Contemporáneo de Marco Polo, Alfonso X o Jaime I, mucho tuvo que aprender para dejarnos en La Divina Comedia, unos textos que se modernizan rápidamente cuantos más años pasan.
“La senda que lleva al paraíso empieza en el infierno”. Frase válida para dar ánimos a aquellos que, independientemente de dónde vengan, les queda un largo camino por recorrer. Incluso Pedro Sánchez podría hacerse protagonista de la misma, porque partiendo del sitio donde está, podría recuperar de nuevo el poder.
“No existe mayor tristeza que recordar los momentos de alegría en tiempos de miseria”. Es lo que debería de recordar Iglesias y los fieles seguidores de Podemos en general. Aquellos círculos que representaban el levantamiento y la rebelión siempre serán un escenario para entender al poeta.
”A menos que moderes tu orgullo, éste será tu mayor castigo”. ¡Qué virtud hay más arraigada que el mal entendido orgullo entre los políticos! Y siguiendo con estos a los que los ciudadanos ponemos en el poder: "Haz gala Sancho de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio".
Sí. Trescientos años más tarde nació Cervantes. ¿Podría ser Don Miguel la reencarnación de Dante? El también militar y poeta, pensador, sabio entre maestros cambia a Virgilio por todo lo contrario. Un Sancho incapaz, falto de fuerza y con poca sal en la mollera, para a través de un diálogo opuesto y con tres siglos de diferencia, contar las mismas cosas y dar las mismas lecciones en el segundo manual de filosofía más importante de todos los tiempos: El Quijote. “La memoria, enemiga del descanso. La ingratitud, hija de la soberbia. No huye el que se retira”.
Volviendo a La Divina Comedia, ¿qué decir de las izquierdas o derechas radicales? “El mundo sensible nos enseña que las vueltas son tanto más veloces, cuanto del centro se hallan más lejanas. ¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”. Sin palabras.
Quizá esté falto de ideas y tenga mi cabeza en otras cosas. Tal vez, este texto solo sea una ocurrencia surgida, al mirar las amarillas hojas a través de esta ventana, pensando en tantos enemigos contra los que ya solo queda olvidar o fruto de un odio a parte de mi pasado, el que anula mis sueños. Pero creo que los tiempos no han cambiado y que al igual que hace quinientos años, ochocientos o tres mil, el ser humano siempre será el mismo comistrajo.
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