La Guerra Fría no ha terminado y realmente nunca lo hará. La mayoría de la gente no diría que esa afirmación es cierta, pero a las pruebas me remito y es demostrable que desde principios de los cincuenta, raro es el día que no tenemos prueba de ello y muchos son los factores que ayudan a que esto siga siendo así.
Lo grotesco y esperpéntico de este asunto, pasa porque existe un problema por el cual, todas y cada una de las potencias mundiales
deberían de aunar fuerzas para luchar contra él, como es el del terrorismo
internacional, pero da la casualidad que este ámbito es el que más pone de
manifiesto esa guerra encubierta, entre estadounidenses y lo que queda de los
rusos.
Guerra en Siria. Hace pocas fechas que se llegó a un acuerdo
entre estos dos países. Se firmó un tratado que debería de ser valedor de una
vía de negociación que empezara por reducir las hostilidades en este conflicto
que fuera de las cifras oficiales, debe de haberse llevado más de medio millón
de vidas.
A los cuatro días de esa firma, los mal llamados americanos
han bombardeado posiciones del ejército sirio. No es la primera vez que esto
ocurre y aunque oficialmente si es novedoso el hecho de que se reconozca otra
negligencia de la inteligencia americana, lo importante del tema y aunque sea
yo el que tenga que decirlo, no es que hayan muerto decenas de soldados Sirios –soy
de los que se alegra de que los muertos en conflictos islámicos fruto del
terrorismo, se lloren dentro de sus fronteras- si no el cruce de palabras y
opiniones que insultan la inteligencia de cualquiera.
Por una parte, Moscu advierte a Obama que no está
conteniendo a sus aliados opositores al régimen de Bashar Al Assad y le hace
responsable de la perdida de civiles. Por otra parte, Estados Unidos y Francia
acusan a Bashar de no respetar las treguas y bombardear Alepo.
Hasta ahí todo sería normal. Siempre que los estados unidos
o alguno de sus aliados bombardean esa zona que supone un maremágnum de grupos
de distintos colores y como protocolo habitual, lo pone en conocimiento del
Kremlin, más por activa que por pasiva. Por tanto, cualquier víctima que se precie,
tendría que reclamar la pensión a los dos gobiernos, pues la negligencia que da
al traste con tanta desgracia, es compartida.
Constantemente llega gente nueva a estos mundos, y se
posicionan como nuevas opiniones sobre estos juegos de guerra tan necesarios
para la línea de flotación de la economía mundial. Así tanto, que en estos
tiempos se ha incorporado Donald Trump y
aunque siempre ha estado zascandileando por ahí, es ahora cuando se ha
convertido en fiel protagonista de la actualidad mundial.
Este presbiteriano, millonario y corrupto ha osado decir que
el Daesh, o lo que es lo mismo, una de las más sangrientas ramas del
fundamentalismo islámico, fue creado por
la administración Clinton y mantenido por su posterior heredero, Obama.
Una cosa es ser tonto de nacimiento, que también y otro
parecerlo o sentirse orgulloso de ello. Es decir que el candidato republicano a
la presidencia de los Estados Unidos de América se echa de novia a Zakharova,
portavoz de exteriores de Putin y declara la guerra al país al que se presenta como candidato a la presidencia.
¿Así piensa el mítico Trump llegar a ser Comandante en Jefe
de las siete flotas estadounidenses? ¿Donald Trump convertido a Unidos
Podemos?
Solo hay algo peor que un tonto con ganas de trabajar. Un multimillonario
loco con ganas de terminar con las cuatro cosas que todavía sostienen este
mundo. Viva la Guerra Fría.
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