Para Guardiola

Va por ti, Pep.

Después de una semana donde cualquier comentario a excepción de los puramente futbolísticos brillaba en los titulares de los periódicos deportivos, hemos asistido a una de las mayores humillaciones personales de la historia. Me divierte pensar que lo deportivo queda en un segundo término y que como en la política internacional, los resultados de las batallas repercuten más en otros, mucho antes que en los propios protagonistas.

Algún imbécil de medio pelo dijo una vez que el futbol levanta pasiones. La realidad es que lo que principalmente mueve este deporte, además de dinero, es la satisfacción de ver al enemigo humillado, incluso cuando en la contienda no se enfrenta a nuestro equipo del que no somos ni tan siquiera responsables subsidiarios. 

Siempre me ha llamado la atención el “hemos ganao, hemos ganao” que madridistas como yo argumentamos cuando nuestro equipo ha conseguido derrotar a otro en el partido de los domingos. ¿El qué hemos ganao?

Me pregunto porque igualmente no decimos “hemos follao” cuando Dana Vespoli es penetrada por su marido, eltambién actor porno Manuel Ferrara y nosotros simplemente nos hacemos una paja delante de la pantalla. ¡Grande, Maxi! 

El opio del pueblo. Onan el Bárbaro, rey de Pajonia es un personaje de leyenda que reguló su mandato desde la imposición de que cada ciudadano de su reino, debía de hacerse un mínimo de veinte pajas al día. Con esta ley consiguió que nadie tuviera las fuerzas de pensar en una guerra civil. El fútbol es así y esto es fútbol.

De cualquier manera hay que entender que para nosotros los madridistas es una satisfacción haber ganado ayer un partido en el que hemos conseguido humillar a Pep Guardiola y que lejos de importarnos los coletazos del Bayern como institución, hemos conseguido rescindir el contrato del catalán Pep para el año que viene y hundir un poquito más al Barcelona en esa competición que llamamos Liga y que mucho me temo, ayer en el Allianz Arena ha quedado por dirimirse entre los dos equipos de Madrid.