En un corto trayecto en automóvil, desde la puerta del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial hasta una oficina bancaria de Coslada, me he encontrado hoy, un poco antes de la hora de comer, con una breve conversación en la que un votante de la derecha me dejaba estupefacto y me reafirmaba en mi teoría sobre la incultura electoral que tenemos en este país.
Hace meses que Mariano Rajoy empezó a hacer de las suyas en las políticas que desarrolla a nivel nacional y el día de hoy ha sido un punto de inflexión en la cabeza de todos aquellos tontos que sin saber, ni conocer, sin entender y sin haber leído en su puta vida un libro, han conseguido que tengamos un gobierno encabezado por Mariano Rajoy que a día de hoy, y en muy poquito tiempo, ha conseguido que en muchos aspectos estemos a niveles tercermundistas.
Y no me refiero a la minoría de los votantes que en este país se inclinan por un desconocimiento tal o cual, o por pertenecer de manera heredada a la parte derecha. Hay de todo y ese equilibrio no es excesivamente malo. Me refiero a todos los ineptos, inútiles y energúmenos sin cordura que son los verdaderos responsables de la catástrofe.
Volviendo a Mariano y dejando de verle como un "nulo" personaje, marioneta de la clase VIP europea, ha tomado unas medidas con las que pretende ahorrar 65.000 millones para financiar sus vicios al 3 % y ha conseguido seguir acelerando la contracción el consumo y llevarse de un plumazo el fin de este ciclo económico otro par de años en dirección a la derecha.
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