Por esa zona, un poco hacia mas abajo, por ahí, la calzada romana con su sencilla complejidad recorría el camino a Roma.
Pero la historia, hoy no es suficiente para sentir que todo funciona. La grandeza que produce el contraste con el paso de los años, no me llena.
Desde aquí existieron días donde la línea del horizonte separaba los dos colores de una manera nítida. Hoy todo es diferente.
La bóveda es gris, los chalets se entrelazan con el ocre y verde haciendo estragos. Languidecen los surcos de los techos y las casi transparentes grúas solo dan sombra.
Algo falta y lo noto en el mas profundo de mi ki.
La respiración falla, se fue la energía y la presencia no acompaña a mi voluntad. Dependiente. Muy dependiente. Miedoso. Muy miedoso.
Arrastrarse por áridos caminos nunca ha sido problema. Cuándo se apagaban los focos, daba igual. No había nada inalcanzable. Nunca me quejaba. La lección aprendida o no, intrascendente.
¿Y ahora?
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