viernes, 24 de enero de 2020

La Isla de las Tentaciones

Aunque murió a mediados de los noventa en San Pedro, siempre está vigente. Bukowski fue querido y cuestionado a partes iguales por la crítica, alabado o denostado, también envidiado. Su realismo denominado sucio y en ocasiones elevado a los altares como estilo literario, pasó por encima de Salinger y su famosa obra de principio de los cincuenta.

Todos hemos leído aquellas cosas que Holden nos contaba en primera persona. Desde aquella expulsión de Pency Prep, hasta si mal no recuerdo en el último capítulo del sencillo y superficial libro, su ingreso en un sanatorio. Y es hoy después de mucho tiempo sin acordarme de Bukowski y Salinger, cuando teniendo enfrente una isla llena de tentaciones, me han vuelto a la cabeza. ¿Por qué?

¡Follar fuera de la pareja es fácil! No hay más que salir a la calle y desde el primer momento, siendo gordo, bastante feo y sin ofrecerse, comentaba hoy con un buen amigo mío, es por vergüenza ajena más que imposible, aguantar la mirada de infinidad de señoras que se cruzan contigo y te dicen sin palabras cualquier burrada. ¡La especie humana da asco!

Bukowski hacía una literatura sencilla, directa y sin tapujos. Quizás una literatura facilona que como Salinger vendía, más que nada por lo gratis que le salía a la inteligencia del lector, pasar páginas sin pensar mucho buscando el simple entretenimiento. Esto podría ser parte de un ortodoxo ensayo también facilón, que profundizara en el estudio y análisis de la obra del escritor de origen alemán, lo mismo que los textos en estudio. Es decir, nada. Pero, ¿podría existir otra lectura del porqué del éxito de la obra de Bukowski?¿Pensamos juntos?

Disfrutamos del dolor ajeno y nos alegramos del mal ocurrido a los demás. Cerca de cuatro millones de personas siguen la actual emisión de La Isla de las Tentaciones y todas ellas saben lo que pasa cuando metes en una casa una cantidad de putas e imbéciles a partes iguales. Y lo que está claro, es que aun conociendo el asqueroso desenlace que no es otro que el ver follarse los unos a las otras y las otras a las unos, multiplicado por dos casas, la inteligente sociedad no deja de seguir el manipulado reality. ¿Por qué es esto?

Las personas disfrutamos viendo el sufrimiento en los demás.  Ese es el único motivo por el que La Isla de los famosos tiene esos niveles de cuota de pantalla.

Mónica Naranjo deja su negociado vocal a un lado y se dedica, lógicamente por dinero, a hacer que machaca a la parte masculina de una, que quieren hacer creer consolidada pareja, que a las dos horas de ir cada uno a una casa, se rompe por la inmediata mamada mental que la novia puta del imbécil, le hace a un gigoló profesional que la han colocado a cambio de cincuenta euros diarios, no más. Más tarde, la mamada mental se convierte en un acto en toda regla con penetración y consiguiente eyaculación. ¡Cuanta dignidad!

Pero si vamos un poco más allá y nos tomamos la bazofia de show como el espejo a comparar con la vida misma, nos metemos de lleno en un conflicto. Un conflicto, porque nos damos cuenta de que lo que pasa en entre las putas y los imbéciles, refiriéndome a simples personajes pagados, es lo mismo que vemos sucede en el entorno en que vivimos.

¿Qué porcentaje de personas que nos rodean son fieles a sus parejas? ¿Una de cada diez? ¿Dos de cada cincuenta? ¿Quién es fiel a sí mismo? ¿Uno de cada dos mil? Cada día siento más vergüenza de la mayoría de los enseres que deambulan a mi alrededor. Y digo enseres, porque después de analizar los actos de muchos de mis conocidos y conocidas que en relación a mi vida han pasado a una mejor, he dejado de sentir la dignidad que me deberían transmitir esos que tengo enfrente de mí.

Y todo esto para decir, que vivo rodeado de aprendices de actores que parece emulan a los protagonistas de esa Isla de las Tentaciones y que una vez más, la realidad supera a la ficción que nos cuentan en este o aquel demencial reality.

¡Es mentira! Lo único que trataba es de saber si era capaz de ser Bukowski por los diez minutos que ha costado escribir esta estafa.

¡Por cierto! Este texto está dedicado a vosotros. Esos tres o cuatro profesionales de ambos sexos a los que el tiro os ha salido por la culata. ¡Os deseo buenos orgasmos! C'est la vie ! En francés por lo romántico. Ya sabéis, Paris la ville de l'amour ¡

¡Me pitan los oidos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario