Querido Hermano:
Cuando alguien no tiene nada que
aportar, es mejor que se mantenga callado. Este principio que parece tan fácil
de entender, es una de las cosas que más me cuesta enseñar a las personas que
me rodean y que viven en entornos en donde la prepotencia y la carencia total
de humildad brillan, no precisamente por su ausencia. ¡Humildad, bendito tesoro!
Aparentar
lo que no sois, enmascarar vuestras frustraciones en proyectos infundados que
lo único que generan es la pérdida total de credibilidad y os sube al pódium de
los ridículos, siendo este el único sitio donde podéis pelear por ese puesto de
honor, es vuestra proeza diaria.
Hoy no tocaba escribir, ni mucho
menos era el día que me tenía que poner a caminar en la noche a buscar esa
soledad que a veces tanto necesito y que me ayuda a pensar de otra manera, a
pensar diferente, para llegar a
conclusiones que realmente asustan, entremezclando pasado, presente y futuro.
Mi pasado, mi presente y mi futuro. Pero
algo pasó, algo leí, algo me hizo pensar. Una excepción, precisamente una
ilusión y un deseo. Algo que merece quedar plasmado para siempre en algún
sitio, una de las cosas más bonitas que el ser humano puede consentirse hacer,
que no cuesta dinero y que solo demuestra lo infinitamente importantes que
podemos llegar a ser, hasta un punto en que solo con el pensamiento de una
persona, la humanidad puede seguir dando
pasos de gigante.
Prometer lo imposible puede
parecer algo de locos. Y para cualquiera de aquellos de los que hablaba antes,
así es. Pero lo tangible, lo que se puede tocar, lo cuantificable que queda
fuera del sentimiento no es el motor que mueve la tierra que pisamos. De hecho,
el mundo es de unos cuantos locos y desde ese estado de enajenación permanente
de la que no muchos pueden presumir, es desde el único lugar desde donde se
puede conseguir absolutamente todo. ¡Si las cosas te preocupan, jamás llegarás
a ningún sitio! ¡Si toda tu base es la educación y el saber estar, nunca serás
simplemente genial!
Prometiste
encontrar la solución a algo que queda fuera de tu alcance. Te comprometiste a
ser más fuerte que miles de años de evolución que nos han traído hasta aquí y a
conseguir cambiar el todo, para que esa persona que te trajo al mundo, volviera
a vivir como antes. ¿Prometiste en falso? Nada más lejos de la realidad.
La
memoria es un tesoro. Un tesoro que a veces y en un momento de nuestra vida
tenemos que guardar en un lugar tan profundo, que ni nosotros mismos somos capaces
de volver a encontrar. Y nunca olvides, que existen algunas enfermedades que no
se curan con médicos ni medicinas, ya que solo mejoran con el amor que derrochan personas como tú, que se
convierten en buscadores de tesoros imposibles de encontrar y que son capaces
de dejarse la vida en ello.
¿Entiendes ahora, el motivo por el cual no eres capaz de prestar toda tu atención a algo? Yo lo entendí hace muchos años. Y es que realmente hay pocas cosas que requieran de toda nuestra atención. ¡Felicidades!
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