El
conflicto laboral que se está viviendo actualmente en la antigua Dimetronic,
actual Siemens RA, provoca sentencias como la que da título a éste artículo. Y
luego está mi favorita, sobre la que giraré a lo largo del texto: No muerdas la mano que te da de comer.
A
través del convenio colectivo se puede calibrar el bienestar de los
trabajadores de esta o aquella empresa. Las empresas están para ganar dinero, claro
que sí, pero se supone que lo hacen gracias al trabajo de sus empleados. Por
tanto, la ecuación es de las más sencillas: Un buen convenio repercute en unos
trabajadores motivados, que se esfuerzan en hacer bien su trabajo a pesar de
sufrir sobrecarga, estrés, el cansancio de interminables viajes, etc., y todo
para aportar valor a su empresa, para que esta gane dinero, que es para lo que
están las empresas. Para ganar dinero.
¿Y si
el convenio colectivo caduca? Los convenios colectivos tienen una duración, que
hace posible la renegociación de las clausulas. Sin ir más lejos, hay que
entender que la regularización del salario debe de ir adecuándose al permanente
encarecimiento de la vida. De hecho, en tiempos pasados, muchas de estas
subidas eran negociadas de acuerdo al propio IPC, firmando incluso un
incremento, que hiciera que los trabajadores vieran compensados sus honorarios
de acuerdo a las necesidades de la sociedad, más un normalmente pequeño
incentivo que procuraba la motivación necesaria para que la empresa cumpliera
su función: La de ganar dinero, sin morder la necesaria mano de la que dependía
¿Y si
el convenio colectivo caduca, y la empresa no llega a un acuerdo con el Comité
para firmar el nuevo? Los trabajadores ven como su sueldo queda congelado
durante todo ese tiempo, y se plantean si deben seguir haciendo que la empresa
gane dinero unilateralmente, a través del esfuerzo de los también congelados
trabajadores.
¿Y si
esa situación dura casi 3 años y medio? ¿Y si una vez llegados a un acuerdo
después de esos 3 años y medio, la empresa condiciona la firma de ese acuerdo a
la eliminación de un artículo del convenio que les obliga a tener una póliza
externalizada con la que asegurar el pago de las primas de prejubilación de las
que habla dicho artículo?
La Respuesta: Pues llega un
momento en que la situación se hace insostenible y se decide ejercer el derecho
a la huelga, con el que presionar a la empresa para conseguir lo que los
trabajadores consideran justo. Viendo que la pegada de carteles, de pancartas,
el reparto de octavillas, no surte el efecto deseado, se convocan paros
parciales de un par de horas al día durante una semana del mes, durante los
cuales más de ciento cincuenta personas
se manifiestan tanto dentro como fuera de la sede de la empresa, con pitos,
megáfonos y hasta vuvuzelas para hacer el mayor ruido posible, con un
sentimiento de unidad y de equipo sólo roto por los compañeros que deciden, por
las razones que cada uno sabrá, mantener una postura particularmente
insolidaria.
No muerdas la mano que te da de
comer. Frase utilizada para justificar que gente que merecía las famosas
subidas que se reparten arbitrariamente en Marzo, no son agraciados por haber
secundado esa huelga. Y además, tras dos semanas de huelgas parciales de dos
horas diarias, secundadas mayoritariamente, no se reacciona a pesar del retraso
que van a sufrir los proyectos en curso. Obviamente, para lo que sí reaccionan
es para pegar el bocado correspondiente en la nómina de los huelguistas. ¿Quién
está mordiendo la mano que le da de comer? ¿Quién da de comer a quién? ¿De
dónde salen los beneficios de una empresa, y qué parte hace repercutir en sus
trabajadores?
Efectivamente, alguien está
mordiendo la mano que les da de comer, pero si nos fijamos bien los actores
están cambiados.
De un
tiempo a esta parte, la plantilla está viendo como su entorno se viene
abajo. Aparte del tema del convenio, han visto como su centro de
trabajo se aleja casi 40km de su lugar de residencia, al que tienen que llegar
superando los típicos problemas de tráfico, la mala comunicación de transporte
público, accidentes in itinere, viendo como la carga de trabajo se multiplicaba
exponencialmente, al mismo ritmo que el estrés tanto en la oficina como fuera
de ella. Y todo para que la recompensa sea un sueldo congelado durante años.
Las
empresas están para ganar dinero. Pero no deberían morder la mano que les da de
comer.
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