Dios es la marca más falsa de la
historia de la humanidad y la vez, la más necesaria e imprescindible desde el
principio de los tiempos.
A través de la ciencia podemos
demostrar el nacimiento de todo. Fueron miles de millones de años los que las
células necesitaron para organizándose en grupos, a partir de los cuales y poco
a poco irse transformando en animales complejos. Al principio, invertebrados en
forma de gusano, para finalmente dar paso a todo lo que hoy en día conocemos.
Anteriormente a eso, una inmensa concentración de materia, había dado lugar al
universo. ¿Y antes?
Hace mucho tiempo, que la
evolución mental del ser humano nos ha permitido llegar a un punto, donde
cualquier creacionista, salvo el poeta, está fuera de lugar. ¿Pero podríamos
atrevernos a decir que Dios no existe? ¿Miles de años de fútiles creencias
aniquiladas de un plumazo? Quizás todo sea más complicado de lo que parece.
¿Podemos realmente explicar todo lo que pasa a nuestro alrededor?
Somos imbéciles hasta la
exageración. Necesitamos creer en milagros y dar permanentemente gracias a un
Dios, que como he dicho muchas veces, prefiero pensar que no existe por la
cantidad de delitos que sería capaz de atribuirle si le tuviera delante.
¿Quién es Dios? Nos hemos pasado
siglos, argumentando la existencia de un ser superior, inventando cuestiones
metafísicas, antropológicas y sobre todo mucho empirismo, pues no podría
justificarse de ninguna otra manera, una creencia en algo que nunca vemos,
jamás podremos tocar y sin embargo, ahí está. La naturaleza, el origen de todo
a través de la teoría del conocimiento y como fondo, un ser magnánimo y
maravilloso, al que llamamos Dios y que ha participado en la creación de todas
las cosas. ¿Locura?
Hace millones de años había una
célula y hoy me siento ante un ordenador portátil para escribir toda esta
retahíla que no sirve de nada. Justificar y explicar ese hecho, que no es ni
más ni menos, una manera de describir la evolución, requiere dependiendo de la
capacidad intelectual de las personas, una salida que más o menos nos deje
convencidos, y por esa simpleza, Dios existe.
Y no quiero entrar en el Dios,
más lucrativo negocio de la historia del mundo. No quiero hablar de las
sistemáticas estafas que a su sombra se han producido, desde el inicio de los
tiempos, manipulación, riqueza y poder. Porque Dios es algo tan grande, que no
hay nadie en el mundo ni existe ninguna poderosa idea capaz de desmontarlo y a
la vez, está científicamente desvirtuado.
Matamos por Dios, levantamos
grandes edificios en el nombre de Dios, Dios está dentro de todos nosotros, en
la música, en la calle, en una mariposa o en cualquier lobo. Pero la realidad
es que Dios no existe. Después de eso, ¿de qué no es capaz el ser humano?.
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