Habrá que terminar de darse cuenta, de lo que significa simpatizar con el primer equipo de la Ciudad Condal. Y sería lógico pensar, que para algunos grupos de población, la política y el deporte van unidos. ¿Qué quiero decir?
Esta misma mañana, tenía una conversación telefónica con un muy conocido en su país, politólogo y periodista de Bogotá. Decía este buen hombre, que la tiranía como forma de gobierno que en la actualidad existe allí, no debería tener ni pies ni cabeza y casi con lágrimas en los ojos, me comentaba que ya son demasiadas ocasiones en las que ha visto su vida amenazada, por no cambiar la linea de sus argumentos y declaraciones.
Yo le expliqué, que muchas cosas en España funcionan de la misma manera. Y que esa tiranía, encubierta bajo un manto de legalidad, era exactamente la misma que gobierna su país y hace que exista un equilibrio mundial. Lógicamente, no me entendió.
Política y deporte, siendo el fútbol, el rey de todos ellos, siempre han sido de la mano. El amaño sistemático de contratos a través de tiranías más o menos expuestas a la visión general, no es capricho de unos pocos, sino más bien, una forma de comportamiento habitual para los poderes públicos o privados.
Puigdemont, Joan Gaspart, Piqué, Suarez o cualquier socio del equipo catalán son lo mismo. Y esto es debido a que todas las maniobras político económicas que el terrorismo catalán ha necesitado hacer a través del deporte, siempre han sido bien consideradas por quien solo se debía de preocupar de lo que sucede con un balón
Cansados de escuchar las declaraciones de figuras públicas vinculadas al deporte, no queda pensar otra cosa, que no sea que la vinculación del Barcelona como club de fútbol, apoya a lo que es para mi, sin lugar a dudas, un movimiento terrorista que busca la destrucción del Estado de Derecho Español.
Desconozco si los directivos del Barcelona, han firmado un contrato de algún tipo y tampoco sé, como se cuantificará el beneficio que seguro está pactado. De momento son prácticamente tres años sin que en la principal competición española, se les haya pitado un penalti en contra y es obvio que los actuales arbitrajes están amañados. Pero, ¿Quién está al otro lado del contrato?
Considerando que el gran conjunto de la población es mero espectador de la atracción que se está produciendo en el circo actual y que es mejor no contarles nada, solo queda proponer la desvinculación afectiva de cualquier color que pueda representar a una Cataluña Independentista, que solo se mueve por lucro y que para conseguir sus objetivos, no le importa llevarse por delante cualquier cosa. ¡ Me dan asco !
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