Después de 37 días o lo que es lo mismo, cuando queda poco para cumplir mil horas sin comer, el esfuerzo ha dejado paso a la costumbre. En estos momentos no hay una sensación de reto, porque cualquier cosa es posible. ¡Estoy aburrido!
¡Pero lo que es peor! Estoy desilusionado por la sencilla razón, de que lo que quería encontrar en este proceso, todavía no ha llegado y me pregunto sobre el tiempo que faltará para que, con la ventaja que en ese camino se obtiene del ayuno, llegue el momento de encontrarme conmigo mismo y responderme a unas cuantas preguntas que tengo pendientes y para eso necesito saber cosas, que en un estado normal son imposibles de recordar. ¡Sin preguntas!
Lo más difícil del mundo,
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