Los hombres no son prisioneros del destino, sino prisioneros de su propia mente.
Franklin Delano Roosevelt
¡ Llegó el dÃa 25 ! En estos momentos estoy a tan solo 72 horas de igualar el tiempo que el año pasado estuve sin comer nada.
Después de dos o tres dÃas con el peso estancado, he vuelto a perder otra vez y desde el máximo al que llegué cinco dÃas antes de empezar con el ayuno total, ya son 17 kilos los que se han quedado en el camino. El cuerpo va realizando sus procesos y la perdida de peso es uno de los efectos secundarios, en este caso beneficiosos que se están produciendo.
Las aftas de la boca han desaparecido y no siento ningún otro problema que pudiera atribuirse a la carencia de cualquier sustancia necesaria para como dice mi madre, seguir vivo.
Pero lo cierto es que estos dos últimos dÃas y coincidiendo con ese volver a perder peso, han sido los peores en el aspecto mental. Mi cabeza querÃa comer por todos los medios y en estas últimas horas se ha empleado a fondo, dándome en todos los sitios que podÃa. Lo que peor he llevado es un dolor bastante fuerte en la parte superior del estómago, que nada tiene que ver con el sentimiento de hambre o vacÃo. Un experto en nutrición dirÃa que que después de tener el estómago vacÃo durante más de 10 horas, el dolor producido se deberÃa a contraciones y movimientos de fluctuación como consecuencia de ese hambre. En estos momentos yo llevo 600 horas en las que mi cuerpo no ha tragado nada a excepción de poco más liquido que agua.
¿Qué he hecho? Este proceso se ha convertido en un reto y por tanto, lejos de esconderme en un rincón o apartarme de cualquier comida, ya que no contemplo la opción más lógica que serÃa comer, me he dedicado a cocinar cuando era necesario o a estar más con la gente que disfrutaba de sus cervezas y aperitivos hasta el punto de incluso buscar olores que me demostraran que en estos momentos soy más fuerte que el deseo que cualquier derecho que mi cabeza se quiera atribuir.
Por norma general, la presión arterial se ha acomodado en valores, que sin medicación son totalmente imposibles. Y asà seguirá salvo que suceda algo que emocionalmente me ponga el alma del revés. Las pulsaciones han subido mucho, pero en este momento y desde el desconocimiento, entiendo están justificadas por una taquicardia que también sufrà ayer y que posiblemente me tenga un poco alterado, que nada tiene que ver con la nula ingesta de alimentos.
En estos momentos me encuentro perfectamente y si no fuera por el bloqueo de mis piernas, todo irÃa como la seda. De mi cabeza me encargo yo y asà y en 15 dÃas más, llegaré al número 40. ¡Veremos si Roseevelt llevaba razón!
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