El día que Tomás Gómez mandó a su abogado a Miguel Yuste, 40, sede de El País, para amenazar con acciones legales si publicaban más informaciones sobre el caso del tranvía de Parla, cavó su tumba. Estas amenazas suelen ser un indicio de que algo huele a podrido en Dinamarca, que diría Shakespeare. Tras el fiasco del abogado, acudió el mismo Gómez para probar la táctica contraria: dar pena, decir “me tienen manía; es un compló”. Esto otro suele ser indicio inapelable de que ha empezado a oler a podrido en toda Escandinavia. Las dos caras, la buena y la mala, han emergido estos días de desafíos, hundimientos y bravatas.
Poco más que decir. He visto pocos textos tan sencillos y
que expliquen más allá de lo casi necesario como éste que Ramón Lobo deja en eldiario.es
y que consigue que todo lo demás, sobre.
Está muy bien pensar en superar encuestas y es de ley que la
cúpula de un partido político proteja los intereses del mismo, aunque para ello
tenga que fulminar a los negligentes políticos de medio pelo. Incluso es de
recibo que, en alguna ocasión, sea capaz de llegar a cesar a estos abstractos
psicópatas propios de otros entornos que se colocan en puestos de poder y,
desde esa atalaya, forman un ejército propio, uno ajeno a cualquier tendencia
que da la vida por ellos como víctima sin más de la falta de empatía que para
con los demás posee su verdugo.
La política se ha convertido en un medio de vida. El mismo
cese de Gómez como Secretario General del Partido Socialista de Madrid conlleva
un drama para cierto tipo de vagos que, a partir de este momento, se ven vinculados
a las oficinas del INEM.
Las cosas siempre pasan por algo y el tiempo pone a todo el
mundo en su sitio. La vida es una larga montaña rusa que sube y baja rápidamente
en una vorágine que deja en el camino a los que no lo saben asimilar. Queda
demostrado que la soberbia se paga.
Me fijo en otro párrafo de Ramón Lobo:
Lo que más le duele a Tomás Gómez, y sorprende a sus rivales, es la contundencia de la medida, su publicidad. Parece más una purga de los tiempos de Stalin, o de Franco, que una destitución democrática. El cambio de las cerraduras, el despido de algunos colaboradores, el mensaje cifrado de que Ferraz no paga traidores, han hecho mella en alguno de los tomasistas que andan raudos en cambiar de bando y borrar las huellas del pasado. La clave es saber quiénes son el otro bando, asunto nada baladí si se trata de un juego de tronos.
Puntualicemos. La evocación de tiempos pasados no procede
para comparar la decisión por la que se pone en la calle a Tomás Gómez Franco.
El cese del elemento en cuestión ha sido realizado desde un procedimiento
sometido a la ley más estricta que marca unos estatutos totalmente actualizados
y basados en la democracia y la libertad.
Por otra parte, tengo que expresar otra vez la habilidad del
autor para recordar lo que yo decía antes. Con Tomás han pasado a engrosar las
listas del paro unos pocos. El proceso no ha terminado y todavía habrá más
destituciones y cambios que redundarán en los listados que formarán las
candidaturas a las próximas elecciones.
La descripción que Ramón hace del holandés errante es
curiosa:
Los que conocen a Gómez sostienen que es un tipo de humor cambiante, un día se come el mundo y otro es incapaz de digerir un simple desayuno con porras. Es hipertenso, bebe té en abundancia, y se cuida mucho. Acude a un gimnasio cerca de la plaza de Callao. Cuentan que es zalamero, sabe cuándo debe ser amable. De puertas para adentro, a veces imprevisible y colérico. Se siente atractivo; es de los que miran a ver si le miran. Resulta frío y distante con los periodistas locales y con sus compañeros en la Asamblea de Madrid, con quienes casi no tuvo trato. Él se ve, o veía, con proyección nacional. Es, como muchos del PSOE, un tipo de centroderecha con un discurso que parece de izquierdas.
Y los siguientes párrafos no tienen desperdicio. ¿Qué es lo
que no sabemos de Tomás Gómez Franco? Dimes y diretes de todo tipo han puesto a
los periodistas detrás de la pista de lo que supuestamente sucedía en las
cloacas de Callao. ¿Líos de faldas en el PSM? ¿Enemistad declarada entre
Antonio Miguel Carmona y Tomás Gómez? ¿Promesas incumplidas? ¿Juan Barranco?
Mil preguntas que no llevan a ningún lado pero que podrían explicar más de lo
que parece.
Le encanta rodearse de adictos. Se ha encargado de laminar cualquier tipo de oposición dentro del PSM.
Y en ella pisó callos que no tenía que haber pisado. Unos de
forma directa y mirando a los ojos. Otros a través de sus, como dice Ramón, adictos
a los que a algunos, denominaría
perfectos inútiles aprovechados que lógicamente tienen el derecho al sustento y
no les quedaba otro menester que formar parte del ejército que, falto de
ideales y sin rumbo, formaba el PSM.
Tomás Gómez no ganó las Primarias en todos los sitios y en
los sitios que no ganó, se encargó de dilapidar a sus enemigos en los
despachos. No cabe duda de que eso le iba a pasar factura y él lo sabía, pero
su prepotencia le hizo obviar lo cristalino. La seguridad en uno mismo, cuando ese
uno no es Dios, acaba con él. El político debe procurar la felicidad de quienes
le rodean y el ex político que adoptó Madrid no tuvo en cuenta el poder que se
mueve en cloacas, esas de las que él no tiene noticias.
Tomás Gómez fue el alcalde más votado en Parla. El tiempo ha
puesto a cada cual en su sitio y es ahora cuando mucha gente se pregunta cómo
pudo ser eso posible. Ni que decir tiene que la nefasta y supuesta interesada
gestión en este municipio del sur de Madrid ha salido a la luz, así que usando
la lógica, no queda otra que pensar en posibles estructuras piramidales que, a
través de empresarios y sindicatos, hubieran propulsado a Tomás Gómez para
conseguir el pleno. ¿Cómo se sostendrían
esas estructuras piramidales?
Muchas dudas se ciernen sobre este episodio que ya forma
parte de la historia de Madrid, pero aún queda una cosa por contar que no es
del todo pública y de la que puedo ser notario por haberla vivido en primera
persona.
Hace pocas fechas y, ante la inminente elaboración de
candidaturas a presentar a las elecciones municipales que se celebran en mayo,
recibí una llamada de teléfono que cual línea caliente me explicó que había
sido seleccionado para formar parte de un elenco de personajes que iban a nutrir
las candidaturas de este nuevo partido de izquierdas que dirige Pablo Iglesias.
Es más. Se me brindó la opción de elegir el lugar donde me apetecería presentarme
como número uno de la candidatura. Me sorprendió mucho que entre todas las
opciones figuraba Alcalá de Henares.
La vida me ha dado muchas cosas y me ha quitado más. Durante
muchos años he conocido algunas de las alcantarillas dedicadas a evacuar la mierda
que genera la sociedad. Ahora bien. Lo que estamos viviendo en estos tiempos
clama al cielo de tal manera que llega a asustar. ¿Vendría esa propuesta del
PSM? ¿Es verdad qué Tomás Gómez negociaba una alianza secreta con Pablo
Iglesias para desvincular al PP del poder?
Ni que decir tiene que ante dicha oferta, colgué el teléfono
y borré el nombre del emisor de la lista de amigos. Como dice Mota: ¡Tonto, que
eres tonto del 'to', pero no 'pa' un rato, no, tonto del 'to' 'pa' siempre!
Tomás Gómez, del tranvía de Parla a las purgas de Stalin
Ramón Lobo, eldiario.es @ramonlobo
http://www.eldiario.es/tipos-inquietantes/Tomas-Gomez-tranvia-Parla-Stalin_6_357374285.html
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