Un experto es una persona que ha adquirido total habilidad
para decidir de forma correcta sobre alguna materia o simplemente alguien con
grandes conocimientos en determinada área. Bajo esa premisa sería lógico pensar
que un Doctor en Psicología estaría de sobra preparado para dirigirse al mundo
con el fin de aclarar algunos de los trastornos de personalidad, al menos
básicos, que pueden alterar la capacidad de cualquier ser humano.
Pues no es así. Guillermo Fouce es Doctor en la materia de
la que hablamos y, o bien se quiere meter en ámbitos que podrían pertenecer al
campo de la psiquiatría para lo que no tiene ninguna capacidad, o bien en su
momento no aprovechó el tiempo para adquirir los conocimientos mínimos
necesarios que exige el currículum.
En un artículo relacionado con los tristes sucesos que
acontecieron hace pocas fechas en los aledaños del estadio Vicente Calderón y
en los que un aficionado radical del Deportivo murió como consecuencia de una
multitudinaria pelea, este Doctor en psicología determina que los individuos
que allí se citaron son psicópatas.
Entiendo que estudiar la psicopatía en los libros es
complicado pero, cuando no se tiene el suficiente conocimiento para hablar de
algo, es mejor callarse. De esta manera no equivocaremos a la opinión pública
entremezclando terminología con la que hay que tener mucho respeto y con la que
tristemente este individuo tiene el atrevimiento de jugar.
Los psicópatas no vienen como regalo al comprar los libros
de texto y estoy seguro de que este psicólogo que demuestra ser de pacotilla no
ha tenido la experiencia de interaccionar y comparar diferencias entre uno de
ellos y cualquier persona normal. Por tanto es admisible entender las carencias
que alberga en esta materia. De cualquier manera, y para que aprenda, me voy a
pasar de frenada y voy a darle un par de nociones sobre lo que es una
psicopatía para que todos entendamos las tonterías que Fouce enmascara bajo su
título de Doctor.
El psicópata no se salta normalmente las normas sino que las
rodea inteligentemente. Aunque no todos son encantadores, son la mayoría los
que fuera de lo que para ellos son sus víctimas, se comportan como el hijo que
todos quisiéramos tener. Egocéntricos y egoístas hasta la enfermedad, poseen
una vida sexual en la que no hay cariño ni afecto hasta el punto que podrían
tener relaciones sin sentimiento alguno. El psicópata siempre conserva la calma
(igual que los ultras que pueblan los campos de fútbol) y se acopla a cualquier
situación con el fin de pretender ser lo que no son a través del engaño.
Cerrados en sus ideas no aprenden con los años sino que van
perfeccionando su calidad de sociópata y no tienen capacidad alguna de amar. Ni
que decir tiene que mienten por norma y, en algunos casos con el paso del
tiempo, adquieren fantasías creíbles por ellos mismos. Con la psicopatía se
nace y quien la padece conoce perfectamente lo que está bien y lo que está mal.
Son inteligentes y tratan a las personas como si fueran cosas, culpando a los
demás de sus fracasos. La mayoría de ellos no delinque en su vida y simplemente
destrozan a las personas que tienen al lado.
Ilustramos el texto con unos ejemplos de lo que
Guillermo Fouce define como hinchas radicales
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