Francisco Granados, Marcos Martínez,
José Carlos Boza, Gonzalo Cubas, Agustín Juárez y el heredero en Parla de Tomás
Gómez Franco y actual alcalde de la localidad, José María Fraile han sido
detenidos dentro de la trama que desde hace mucho tiempo investiga la Unidad de
Delitos Económicos y Fiscales de la Policía Nacional.
Una operación policial que continuará en
los próximos días y de la que pocos tenían información ya que se ha realizado
desde la habitual profesionalidad policial y con un hermetismo tan radical que
ha dejado sorprendidos a muchos de los involucrados en la propia investigación.
En concreto y al conjunto de la trama se
le imputan delitos que van desde el blanqueo de capitales hasta la
falsificación de documentos, pasando por el cohecho, tráfico de influencias,
malversación, prevaricación, revelación de secretos y fraude.
Recuerdo a algunos de los supuestos
delincuentes de esta Organización Criminal en tiempos pasados y me lleno de
satisfacción porque de alguna manera lo que tenía que pasar ha pasado.
No se me olvidará la prepotencia con la
que Francisco Granados se reunía con periodistas y delante de ellos con un
teléfono móvil en la mano, fanfarroneaba con supuestas bromas de ese tráfico de
influencias que llenaba su ego en aquellas, por ejemplo sobremesas. Y donde
desde mesas cercanas podíamos oír sus argumentos sabiendo que aquello no era
ninguna broma, ¡Ay, tonto de ti! ¡Rubias y morenas!
Y como ese, podríamos poner numerosos
ejemplos de estos tontos de pueblo que sin empatía por la sociedad que
representan se han llevado el dinero a manos llenas, siempre bajo la atenta
mirada de quien tenía que estar ahí y por supuesto estaba, vigilando, contando
y detallando cada céntimo que buscaba esos indebidos caminos.
Lo mejor de las detenciones de hoy es
que todavía no han acabado y que aunque en esta entrada de blog no debo ni
puedo intuir quienes serán los siguientes, espero con bastante tranquilidad
esos nombres que vendrán en los próximos días. Personajes que hoy celebran
actos bajo la atenta mirada del ardor de su estómago, bajo el olor de unos
pantalones cagados y que ensayan despedidas familiares por posibles condenas
que les tendrán apartados de los suyos durante una temporada.
Hubo un tiempo en que pasaba adelante y
atrás las páginas de una biblia. Hoy recuerdo una parábola según Mateo que
haciendo referencia a unos agricultores recordaba que en el reino de los
cielos, los últimos serán los primeros. Que me perdonen los
curas si equivoco los datos, pero lo que siempre he tenido claro es que, en el
suelo que pisamos y en la cruda realidad de la vida, los que han conseguido ese
primer puesto a base de engaños y estafas, serán los últimos en cualquier
galería perdida de presos comunes de algunos de los modernos centros que
Instituciones Penitenciarias pone a disposición de la sociedad cada día. ¡Ya te
queda poco, machote!
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