No sé si le pasa a más gente pero cada día pienso en este país como una cinematográfica parodia del sueño americano que, a modo de tótem social, acuñó Adams en coincidencia con el inicio de la Gran Depresión.
Estados Unidos.
El gobierno americano fue el único responsable de aquel Jueves Negro. La gran deuda en favor de los Estados Unidos que produjo la exportación de armamento a Europa y la creación de una por entonces ineficaz Reserva Federal, impulsaron una bonanza económica que cimentó el fracaso de los planes americanos años más tarde.
Las clases medias gastaban sin control y, a nivel bursátil, el país estaba plagado de los siempre vividores y a su vez infelices keynesianos que no veían más allá del duro que entraba cada día. Estos perroflautas del momento nunca repararon en la anacrónica estanflación y animaban a ponerselargos en un mercado que estaba a punto de reventar.
Muchos fueron los años que tardó el Dow Jones en recuperar sus niveles y, durante ese largo espacio de tiempo, la mayoría de los americanos se unían para luchar hombro con hombro y salir lo antes posible de la mayor hecatombe financiera de la historia. A su vez, el país se llenó de trotamundos y guías espirituales manipulaban sin conciencia un incapacitado y débil pueblo que en esos momentos necesitaba creer.
España.
Vivimos una crisis social, económica y política al calor de la cual han florecido, por aquello de engendrar capullos, un fenómeno político mediático gracias al que la sociedad está encumbrando imbéciles. Sin embargo, cuando el imbécil tipo deja de producir vergüenza ajena, estamos en peligro.
Pongamos la televisión en cualquier momento del día y veremos cómo sin entrar en tendencias ni colores, aparecen estos raros especímenes que, montados en facilonas carreras universitarias, se llevan al incapacitado pueblo de calle a un terreno donde sin testigos campan a sus anchas con la intención de producir un expolio.
Pensando en algunos de ellos, me viene a la cabeza Beatriz Talegón. Personalidad circense encontrada con todo. Inculta hasta la saciedad e irrespetuosa con todo el entorno, se comporta como un mandril en permanente insulto a los principios básicos de la inteligencia, sedienta de conseguir una vacante de botarate político. Poco hay que esperar de quien se pronuncia a la espera de un gran sueldo que la aleje de posibles pensamientos cercanos a la prostitución, sin duda, una forma de vida más noble que la de corrupta política.
Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero o Beatriz Talegón acompañan a la oportunista derecha que representa VOX. Animalistas y hasta terroristas que pretenden dirigir el futuro desde imposibles programas propios de la demencia que ofrecen ridículas salidas incompatibles al contemporáneo pueblo español, que emula al americano de hace tantas décadas.
En definitiva, y obviando el ejemplo que podría servir para los Iglesias, Monederos y Rositas de turno, y antes de que pasen a ser un recuerdo, quiero plantear la idea que no todos somos iguales y que para pretender ser director de almas, es necesario disponer de lo que le falta a todo este tipo de gentuza. Un gran corazón.
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